En la cultura popular, los italianos que no son originarios de Roma comentan entre broma y broma que la sigla SPQR, aún presente en todas las obras públicas de la capital italiana, quiere decir "Sono Porci Questi Romani" (son cochinos estos romanos), pero en realidad su significado es bastante menos profano. SPQR es la sigla de Senatus Populusque Romanus, (El Senado y el pueblo de Roma), el término con que los antiguos romanos se referían al gobierno de la república. La historiadora británica eligió esa sigla para titular su último libro -que acaba de ser lanzado en español por editorial Crítica- sobre la historia de Roma y no es una elección al azar. Mary Beard quiso reflejar esa confluencia casi indivisible que estuvo en la base del sistema que llevó a un pequeño poblado al borde del río Tíber a convertirse en un imperio cuyo legado aún está presente: la soberanía compartida entre el senado y el pueblo.
Pero ¿qué hizo que Roma llegara a ser lo que fue, y extenderse desde los límites de Asia central hasta las islas británicas? Esa es la pregunta que intenta responder Beard en las más de 600 páginas de su libro, sin antes advertir que está consciente que se ha escrito mucho sobre el tema y algunos podrían pensar que ya todo está dicho. Pero la historiadora británica nos demuestra lo contrario. SPQR desmenuza la esencia de la cultura romana. Es fascinante, en ese sentido, cómo la existencia del fundador de Roma, Rómulo, se derrumba ante la evidencia. Más que una figura histórica aparece como la creación posterior de los propios romanos para resumir en un personaje todos los valores de su cultura. "Aunque los romanos asumían que Rómulo prestó su nombre para la recién creada ciudad, hoy estamos bastante seguros de lo contrario: Rómulo fue una construcción imaginativa de Roma. Rómulo no era más que el arquetípico Sr. Roma", escribe.
A lo largo de sus 12 capítulos, Beard recorre desde la fundación de Roma hasta lo que considera el momento que marcó el principio del fin del imperio: la decisión del emperador Caracalla de otorgar la ciudadanía romana a todos los hombres libres del imperio. "Cualquiera haya sido (la razón por la que el emperador decidió tomar esa decisión) el decreto cambió el mundo romano para siempre (…). La gran pregunta que guió la política y el debate en Roma por siglos, sobre los límites entre los romanos y aquellos que eran gobernados, había sido respondida", escribe la historiadora. Ese momento marcó, según ella, la culminación del gran proyecto civilizador y de unidad valórica que impulsó al imperio. Entre uno y otro episodio, concluye Beard, el gran logro de los romanos fue su extraordinaria capacidad de elaborar y desarrollar su noción de ser romano, resumida, según ella, en el discurso de Cicerón. Un mensaje que no sólo logró abortar la conspiración de Catilinia en el año 63 A.C., sino que condensa la esencia de su identidad.
Beard no es una aparecida entre los historiadores. Al contrario, en Reino Unido es considerada una figura pública, reconocida por su blog A Don's Life en el Times Literary Supplement y por su asesoría en la exitosa serie de la BBC, Meet the Romans. Autora de ocho libros -entre los que destaca Pompei: the life of a Roman Town y Laughter in Ancient Rome-, fue durante años la única mujer que enseñaba cultura clásica en la Universidad de Cambridge y actualmente es miembro de la Academia Británica. Una larga trayectoria que valida aún más un libro que, como las grandes obras, más que entregar certezas, abre la puerta a más interrogantes. Como escribe Beard, "Roma sigue ayudándonos a definir la forma en que comprendemos nuestro mundo y cómo pensamos sobre nosotros mismos, desde la alta teoría hasta la simple comedia (…). De alguna manera sabemos hoy más sobre la antigua Roma que los propios romanos... (La historia de Roma) es un trabajo en progreso. Y este libro es mi contribución a ese gran proyecto".