Aunque por décadas su música ha tenido un impacto local apenas relativo, Chile se alista para vivir durante este segundo semestre lo más cercano a su propio culto hacia Bruce Springsteen (63): al show del 12 de septiembre en Movistar Arena se suma, casi un mes antes, el estreno del documental Springsteen and I, uno de los más esperados testimonios audiovisuales en torno a su figura y que retrata el férreo fanatismo que despierta a través del planeta.
Según la productora DG Medios, encargados de su visita, la venta de entradas para su espectáculo empieza este miércoles 24, a través del sistema Puntoticket, y con precios de $ 21.350 (tribuna); $ 28.100 (platea alta); $ 57.000 (platea baja central); $ 61.750 (cancha general); $ 76.750 (platea baja); $ 95.000 (cancha frontal, el área más cercana al escenario). Todos incluyen cargo por servicio, tienen un 20% de descuento que se extenderá hasta el 5 de agosto y, en el caso de los sectores de cancha, todas las localidades serán para público de pie. El aforo total del recinto se acercará a las 15 mil personas.
Su primera vez en la capital es parte de la gira planetaria Wrecking Ball World Tour, la misma bautizada como su último disco y que partió el 18 de marzo del año pasado en Atlanta. Además, se trata del recorrido que -casi como un involuntario guiño a los fans sudamericanos que no lo ven desde su única vez en la región en 1988- culminará precisamente casi una semana después de su escala santiaguina, el próximo 21 de septiembre en su paso por el festival Rock in Río.
Hasta ahora, el cantautor sólo ha zanjado que arribará a Chile con un equipo de 100 personas, entre músicos, técnicos, asesores, encargados de seguridad y parte de su círculo de hierro. Entre ellos, asoman los cinco integrantes principales de su grupo de acompañamiento, la legendaria E Street Band, esa numerosa pandilla de Nueva Jersey que convirtió en sus más fieles escuderos: el bajista Garry Tallent, el eximio baterista Max Weinberg, el pianista Roy Bittan, y los guitarristas Nils Lofgren y Steven van Zandt (también actor que participó en la serie Los Soprano).
Según lo mostrado en el resto de su periplo, "el Jefe" desplegará en el país un show de más de dos horas de duración y con una treintena canciones, entre las que destacan sus himnos más reconocidos, como Dancing in the dark, Thunder road, Born in the U.S.A., The river y Born to run.
Como una suerte de aperitivo, la cinta Springsteen and I se estrenará en EE.UU. y Europa este lunes 22, pero llegará a Chile justo un mes después, el 20 de agosto. La exhibición será sólo ese día, a las 21 horas, en los complejos de CineHoyts ubicados en Antofagasta, Puerto Montt, La Reina y Los Trapenses (la entrada costará $ 8.000).
Puede que su muestra en salas nacionales sea algo acotada, pero responde precisamente a ese aspecto que por estos lados aún suena como un eco lejano: el fervor casi religioso que existe por el estadounidense no sólo en su propia tierra, sino que también en latitudes como Inglaterra y España. Con un intermitente historial de documentales -sólo existen algunos centrados en sus procesos creativos o en su reencuentro noventero con la E Street Band-, la pieza, dirigida por Baillie Walsh y producida por Ridley Scott (Blade Runner, Gladiador), es una suerte de compendio que muestra a diversos fanáticos detallando cómo las canciones del artista transformaron su vida.
De hecho, la idea nació a partir del alabado registro La vida en un día (2011), donde se pidió a usuarios de todo el mundo que subieran a YouTube videos cotidianos sobre lo que hicieron en una fecha específica -el 24 de julio del año anterior-, lo que resultó en un documental lleno de las más diversas escenas domésticas. En el caso de Springsteen and..., la petición para que sus seguidores colgaran secuencias detallando su pasión por "el Jefe" se hizo en noviembre pasado, proceso que culminó en la elección de 350 fanáticos para la película.
Pero la obra no sólo se remite a reverenciar al hombre de Human Touch: sus encargados tuvieron acceso a material en vivo que jamás vio la luz pública, por lo que también asoma como una coordenada ineludible para los devotos más conocedores. De esos que, aunque en menor cantidad, también se cuentan en Chile y que ya se disponen para su semestre soñado.