Enarbola cifras robustas, como los 25 premios Grammy en su estantería o los casi cien millones de álbumes que ha vendido en su carrera. O las 62 veces en que ha metido sus canciones en el ranking Hot 100 de Billboard. Pero hasta ahora, cero apariciones en Chile. Stevie Wonder (63), sin embargo, ya está comprometido para romper esa racha: el músico estadounidense se presentará el 10 de diciembre en Movistar Arena.
Su estreno lo hará a bordo de una gira de grandes éxitos: celebración de su carrera y de paso, una panorámica que transita sobre los últimos 50 años de la música mundial. Las entradas aparecen hoy a la venta, a través de Puntoticket (ver recuadro), para un Movistar Arena que exhibirá sillas sobre la cancha.
Wonder llegará escoltado por 17 músicos , para un set de canciones que ha exhibido el mismo guión durante las presentaciones del último par de meses. Un listado que supera las 20 canciones, que arranca con un guiño a Marvin Gaye (How sweet it is) y tributa a otras figuras en su escala (Michael Jackson, Bob Marley y The Beatles, con The way you make me feel, Is this love? y Day tripper, respectivamente), y que descarga sobre la audiencia destellos como Master blaster, Isn't she lovely, I just called to say I love you y Superstition, con la que suele bajar el telón.
El debut de Stevie Wonder llega precedido, además, de varias negociaciones que no prosperaron. "Lo más difícil fue lograr coincidir en los tiempos para que pudiera volver a venir a Sudamérica. Es un artista con una agenda muy apretada. Cuando estuvo en Rock in Rio (2011) no se pudo concretar y siempre estaba el interés. Se trabajó hasta lograrlo", explica Fernanda Maqueira de DG Medios, la productora que se adjudicó el espectáculo para Santiago.
En llave de vida
Será la última estación en una carrera extensa, para un músico que afiló su oído desde niño hasta desplazar a último plano su ceguera congénita. Wonder fue fichado a los 11 años de edad por Motown Records. Tardó dos años en rendir con su primer número 1, Fingertips Pt.2, pero muchos más en alcanzar su madurez artística, sacramentada por Music of my mind, de 1972.
Si la década de los 70 se cimentó sobre álbumes donde la experimentación avanza entre el olfato pop y el discurso de reivindicación política y las baladas de amor, los 80 lo galvanizan como figura pop, con su aparición en el sencillo We are the world, o su banda sonora para La chica de rojo. Una década que, además, lo sitúa codo a codo con las estrellas más potentes de la música popular, con duetos junto a Paul McCartney y Michael Jackson.
En adelante, Wonder suelta el acelerador de sus publicaciones, lo que no le impidió sostener su vigencia a través de otros avatares: Past time paradise fue sampleada por el rapero Coolio en Gangsta's Paradise, que se convirtió en el hit más grande de 1995 en EE.UU., justo a tiempo para hacer valer su figura entre la renovación del soul y el hip hop de la segunda mitad de los 90. Golpe de autoridad sobre el género que se extendió hasta Chile, en los samples de Makiza (en 1999, su canción Gigoló se apoyaba en Girl blue) o en Tiro de Gracia (echó mano sobre Ribbon in the sky para TDG crew, de 2001), y que atravesó géneros de la mano de Red Hot Chili Peppers, por ejemplo, que en 1989 ya acuñaba su propia versión para la popular Higher ground.
Sin un disco de canciones originales desde 2005, Wonder ha mantenido su legitimidad cultural, como uno de los favoritos del Presidente Obama, maestro de ceremonia en el funeral de Michael Jackson y crédito requerido por Prince y jóvenes revitalizadores del funk y el soul, como Raphael Saadiq. Pero también su validez en vivo, como cabeza de cartel en festivales como Glastonbury, Bonnaroo y Rock in Rio. Reservando, siempre, escalas en su agenda para presentaciones en solitario, como ésta, la primera que pone a Chile en la ruta de su leyenda.