De sonrisa fácil, Hristo Stoichkov deja de lado cualquier prejuicio que pudo haber quedado de su etapa como futbolista. De aquel tipo peleador, tosco y con poco humor, el mejor futbolista búlgaro de la historia confiesa que no quedan muchos síntomas.
"Ahora vivo más relajado. Cuando jugaba, me gustaba pelearme con todos. Pero de qué me sirve pelearme ahora, si ya no me quedan enemigos", cuenta antes de soltar una carcajada grave, que deja entrever que lo está pasando de maravillas en Brasil en su papel de comentarista.
-¿Quién es el Hristo Stoichkov de este Mundial?
No. Nadie se puede comparar conmigo. Soy único. Lo que hice en 1994 quedará para siempre en la historia. Le gané a Alemania. Eso no se olvida más.
-Bueno, lo tímido no se le ha quitado.
Je, eso no lo puedo sacar de mi personalidad. Pero vaya, uno no se puede andar comparando por la vida.
-Entonces le cambio la pregunta. ¿Quién lo sorprendió?
James Rodríguez. Hizo en excelente torneo. Tuvo el mejor mes de su vida. Creo que mostró una gran personalidad. Supo sobrellevar de gran manera y sin presión la ausencia de Radamel Falcao. Y no sólo jugó muy bien, sino que además convirtió goles. Eso siempre queda en la retina. Es un futbolista para tener muy en cuenta.
-¿Qué le ha parecido el Mundial?
Me ha gustado muchísimo. Hubo grandes partidos, hay muy buenas figuras. Llegan dos grandes equipos a la final. Eso le hace bien al espectáculo.
-Coincide con eso de que la final es Alemania contra Messi.
Eso es para los periodistas que tienen que vender. Nada más. El que piensa eso es porque no vio nunca jugar a Argentina en este Mundial.
-Contra Holanda fue un equipo muy pragmático, con poco brillo ofensivo.
En ese partido tuvo carácter. Eso es muy importante en esta clase de torneos. Y contó con la ayuda enorme de Van Gaal, que le regaló el partido con dos cambios absurdos. Bueno, ahí quedó demostrado que fue el culpable de la eliminación de Holanda. Pero aun así, son justos finalistas
-¿Realmente le sedujo Argentina?
Llegó a la final. Eso ya es un enorme mérito. Tiene al mejor jugador del mundo, que es Messi. Quizás no ha podido repetir las actuaciones brillantes de Barcelona, pero en un Mundial, con poco tiempo de trabajo, difícilmente pueda alcanzar un rendimiento tan alto. Allá está todos los días del año con sus compañeros.
-¿Sigue creyendo que Messi es el mejor del mundo?
Sin duda. O a usted le caben interrogantes sobre aquello. Dígame
-Tuvo buenos partidos en el arranque, pero se fue apagando en las rondas decisivas.
¿Y por eso no es el mejor del mundo? No. Créame que su nivel es superlativo. Quizás no haga una gran final tampoco, ojo. Pero sigue siendo el mejor. Al menos en el Mundial nadie lo desbancó. Nadie.
-La duda que asalta es si podrá desequilibrar contra un equipo que luce muy poderoso.
Eso lo veremos el domingo (mañana). Claramente, Alemania tiene una gran organización de juego, muy buena individualidades. Ellos planificaron todo esto hace muchos años, desde cuando los eliminamos nosotros en 1994. Ahí se dieron cuenta que debían cambiar un poco la mentalidad.
-Esta es una Alemania distinta a la que uno estaba acostumbrado a ver en mundiales anteriores.
Es que ya no juegan como antes. Tienen futbolistas disciplinados, que ahora tienen otra mentalidad de juego. La llegada de técnicos como Guardiola los ayudó además. Nada es casualidad con Alemania. Esta no es una generación espontánea.
-A lo físico y disciplinado, le agregaron talento.
Ellos siempre fueron muy completos. Pasa que ahora aprendieron más y mejores cosas. En eso los alemanes son insuperables. Cuando se proponen algo, lo cumplen. Así de simple.
-¿Le sorprendió lo que hizo Alemania con Brasil?
Para nada. Se veía venir la debacle de Brasil. Claro, decir que iban a recibir siete goles es impensado. Pero con esos dinosaurios que tienen en la banca, como Parreira y Scolari, Brasil estaba condenado al fracaso.
-¿Tan así?
Ellos le faltaron el respeto a todo el mundo. Estuvieron anunciando durante varios meses que iban a ganar la Copa, que no iban a sufrir mayores riesgos. Por esa clase de personas, Brasil está como está. Ya con Chile debió quedar eliminado. Todavía tengo ese palo de Pinilla entre los recuerdos imborrables del Mundial.
-A propósito, ¿qué le pareció Chile?
Hizo un muy buen Mundial. Me gustó su forma de jugar. Quizás le faltó un poco de suerte y más decisión en ciertos momentos. Pero eligieron un camino que seguramente los llevará a los primeros planos.
-El Mundial le abrió las puertas a varios seleccionados. Uno de ellos, Alexis Sánchez, partió a Inglaterra. Como ex jugador de Barcelona, ¿qué me dice?
Por culpa de los que manejan el club, que no entienden de fútbol, tenemos que vender al mejor jugador que tenemos. Es algo increíble. No les gustan los grandes jugadores. Eso viene ocurriendo desde hace años. Bueno, por algo pusieron a un ex arquero en un puesto tan importante.
-¿Culpa a Zubizarreta de su salida?
Es uno de los que toma las decisiones clave en cuanto a salidas y refuerzos.
-Se lo nota molesto con lo de Sánchez.
Es que como hincha de Barcelona, por el cariño que le tengo al club, me duele muchísimo que se vaya. Es el mejor por su rapidez, su espíritu de lucha, garra. Pelea todos los balones, juega para el equipo.
-¿Lo dice por sus campañas en Barcelona o específicamente por lo que mostró en el Mundial?
No. Siempre fue así. Acá en Brasil sólo prolongó todo lo que hizo en Barcelona. Me encanta su personalidad, su forma de ver el fútbol. Se marcha con la cabeza en alto del club. Nunca arrugó y eso vale más que haber ganado cualquier partido.
-¿Le gusta la llegada de Claudio Bravo al arco de Barcelona?
Por supuesto. Es un chico que desde hace muchos años venía haciendo las cosas muy bien en Real Sociedad. Conoce la liga. No tengo dudas de que terminará siendo el titular ahí. Le deseo muchísima suerte.
-Arturo Vidal pudo llegar a Barcelona también.
Creo que chocó con la misma piedra que sacó a Sánchez. El ex portero tiene una política muy extraña de fichajes. Vidal lleva tres años en Italia, titular en todos los títulos, y aun así lo descartó. Bueno, así están las cosas en Barcelona.