El ex director del FMI, Dominique Strauss-Kahn, irrumpió en la recta final de la elección presidencial francesa acusando a sus adversarios de haber hundido su candidatura, a una semana de la segunda vuelta en la que Nicolas Sarkozy tiene dificultades para alcanzar en los sondeos a su rival socialista François Hollande.
Ausente de la campaña electoral, el ex favorito de las encuestas para suceder a Nicolas Sarkozy, considera que fue "ingenuo en el campo político".
"No creí que irían tan lejos (...), no pensaba que podrían encontrar algo para detenerme", dijo DSK refiriéndose a los hombres del presidente Nicolas Sarkozy, en una entrevista con el diario británico The Guardian.
Según el diario, el ex ministro socialista, cuya carrera política fue súbitamente hundida por el escándalo del Sofitel de New York, "acusa a enemigos relacionados con Nicolas Sarkozy de haber impedido su candidatura".
En esta entrevista realizada por el periodista investigativo estadounidense Edward Jay Epstein, el ex jefe del Fondo Monetario Internacional no cree que los hechos ocurridos en el Sofitel de Nueva York hubieran sido un complot, pero considera que las consecuencias del caso fueron "orquestadas por personas que tenían una agenda política".
A los 62 años, Strauss-Kahn estaba punto de convertirse en el principal rival a la izquierda de Sarkozy en la elección presidencial, cuando las acusaciones de violación por parte de de Nafissatou Diallo, mucama de un hotel de Manhattan, cambiaron su vida y lo condujeron a la detención en Nueva York el 14 de mayo de 2011.
François Hollande fue elegido luego como candidato por los militantes y simpatizantes socialistas.
DSK fue sobreseído en lo penal por el caso en agosto de 2011 en Nueva York, pero el caso, que continúa en lo civil, reveló una parte oscura de su personalidad: su relación con las mujeres, al límite del "hostigamiento", según testigos.
En una entrevista al diario Liberación, Edward Jay Epstein afirma, sin tener "prueba formal", que DSK "se había convertido en el principal objetivo de los servicios franceses en febrero o en marzo de 2011". "Vigilaban todas sus actividades y gestos (...) Tenían por supuesto a alguien en el hotel que les informaba", considera el periodista estadounidense.