Brasil respondió a su favoritismo, a pesar del público en contra y de la que, hasta ayer, era una buena defensa chilena. Una Verdeamarela clásica, que entrega espacios, pero cuando recupera se aferra al buen toque y a la gran calidad técnica de sus atacantes. Nuevamente alinearon al tridente de lujo de este Sudamericano conformado por Paulinho, Lincoln y Vinicius Junior. En frente, una selección chilena inusual, que tiene como fortaleza la pelota parada y el juego aéreo, además de la disciplina que se apreció durante el torneo fundamentalmente en la defensa. Pero la diferencia fue infinita.

Chile comenzó presionando. El sector izquierdo era la zona de mayor flujo ofensivo. Entre Oyanedel, Morales y Provoste lograban conectar, pero sus centros no generaban ocasiones claras. Sólo una a los 9' con un débil cabezazo de Valencia. Al minuto siguiente, Lincoln dio un pase al espacio preciso para que Paulinho ganara las espaldas y definiera con la seguridad y clase de un delantero experimentado.

Al contrario de lo que se podría haber vaticinado, la Baby Roja no se hundió. La escuadra con su disciplina lograba emparejar el juego, pero con el peligro latente de la rapidez ofensiva de Brasil. Allí Lara y Alarcón supieron organizarse defensivamente. Morales se transformaba en la salida del equipo con sus encares. A los 35' Provoste tuvo la más clara, pero su remate se fue elevado.

El delantero Vinicius -mismo nombre del célebre letrista del bossa nova- generó constantemente peligro en el sector izquierdo, tanto así que Zúñiga y su reemplazante Ferrari recibieron tarjeta amarilla por faltas sobre el joven que es tentado por Barcelona y Real Madrid, entre otros.

El público que otra vez llenó El Teniente se esperanzaba con el empate, pero el silencio fue profundo luego de que Alan pateó con gran calidad un tiro libre que dio en un vertical y rebotó en la espalda de Cancino para irse al fondo del arco.

Brasil era completamente eficaz. No llegaba a placer, pero, como lo hizo durante todo el torneo, fue capaz de concretar en los momentos precisos.

El segundo tiempo siguió en la misma tónica. El ingreso del puntero Antonio Díaz suponía la existencia de un vuelo ofensivo más veloz, aunque la escuadra seguía enredándose en la salida.

Nuevamente Alan pateó una pelota parada llena de veneno hacia el centro del área y la pelota se coló en el arco de Cancino, quien en su reemplazo de Junior Bórquez vivió una noche negra. No por sus errores, sino por tener en frente a la mejor selección de este torneo, y a uno de los serios candidatos para quedarse con el título mundial en India.

A pesar de los tres goles en contra la Baby Roja no bajó los brazos. Pero los esfuerzos de Díaz y Alexis Valencia no eran suficientes para generar ocasiones.

Dos goles en menos de cuatro minutos terminaron por humillar a Chile. El equipo sucumbió ante el juego colectivo Brasil, que en este campeonato marcó 24 goles y recibió tan solo tres.

Luego de esta estrepitosa derrota, la atención se centrará en India, cuando el 7 de julio se conozcan los rivales de los nacionales. Mientras tanto Brasil puede soñar con otra generación dorada.

Colombia sube al avión

En los duelos previos al choque de rojos y verdemarillos, Venezuela se despidió con honor al superar por 4-2 a Ecuador, con lo que la Vinotinto relegó al último lugar del hexagonal al cuadro del Guayas.

Lo más importante ocurrió en el partido entre Colombia y Paraguay, que se cerró con un 2-1 a favor de los caribeños, quienes se convirtieron en los últimos clasificados al Mundial de la India, pues a la fecha final ya había obtenidos sus pasajes, brasileños, chilenos y guaraníes.