En Chesapeake City, un recóndito y pintoresco pueblo del estado de Maryland en Estados Unidos, se realizó el domingo una subasta con un particular objeto: el teléfono personal de Adolf Hitler. Descrito en el catálogo como "el arma más destructiva de todos los tiempos" y "el aparato que envió a millones a la muerte", la reliquia sacada del búnker del Führer en Berlín tras la caída del régimen nazi, fue subastada en nada menos que US$ 243.000.
El teléfono fabricado por la empresa Siemens fue un regalo para Hitler de parte de las Fuerzas Armadas de la Alemania nazi y se usó durante los dos últimos años de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Era originalmente negro, pero se pintó de color rojo. En su reverso está grabada la esvástica y el águila nazi. Además, tiene inscrito el nombre Adolf Hitler en mayúsculas.
"Era el artefacto móvil de destrucción de Hitler", dijo la casa de subastas Alexander Historical Auctions, al precisar que probablemente el dictador alemán dio algunas de sus últimas órdenes desesperadas a través del aparato, antes de suicidarse el 30 de abril de 1945 en el "Führerbunker". La subasta fue solo de objetos militares con precios estimados entre US$ 200 mil y US$ 300 mil.
El teléfono de Hitler estaba guardado en un maletín de cuero perteneciente al británico Ranulf Rayner, de 82 años. El aparato lo heredó de su padre, el brigadier Ralph Rayner, uno de los primeros militares no soviéticos que entraron al búnker nazi. El soldado cumplió la orden de establecer contacto con el Ejército rojo, pocos días después de que las fuerzas soviéticas tomaran control de Berlín. Ahí fue cuando lo invitaron a visitar el búnker de Hitler, donde le ofrecieron un teléfono negro hallado en la habitación de Eva Braun, esposa del líder nazi. Sin embargo, Rayner declinó la oferta y optó por uno de color rojo que se encontraba al lado de la cama del Führer. El hijo del brigadier dijo que su padre quería el rojo porque era su color favorito.
En la venta también se subastó un pastor alemán de porcelana propiedad de Hitler. Esta figura fue hecha por prisioneros del campo de concentración de Dachau y fue subastada en US$ 24.300.