Un subsidio de US$ 5.172 millones ha recibido el Transantiago en los últimos ocho años, presupuesto comparable con megainversiones o gastos en políticas públicas que favorecen a millones de personas. El balance del sistema de transporte capitalino, que el próximo 10 de febrero cumple una década, da cuenta de que los recursos inyectados equivalen a la construcción de diez hospitales como el proyectado Sótero del Río y a dos nuevas líneas de Metro. El gobierno aclara que esos recursos tienen como objetivo "amortiguar" el valor de la tarifa de buses y Metro que deben pagar los pasajeros, la que sobrepasaría los $ 1.000 si no existieran estos fondos. Actualmente, el pasaje del bus cuesta $ 640.
La aprobación del subsidio se realizó en 2009, dos años después de que se iniciara el Transantiago, tras un intenso debate en el Congreso. Esto, pues algunos sectores políticos plantearon que no se justificaba entregar más recursos a un sistema calificado como una "mala política pública". Por ello, en la Ley de Subsidio al Transporte Público se estableció el denominado "fondo espejo" del Transantiago, que intenta entregar similar cantidad de fondos a las regiones. Para 2017 hay disponibles $ 215 mil millones (equivalentes a US$ 325 millones), que permitirán financiar subsidios a zonas extremas, transporte escolar, tarjeta escolar, entre otros. Según estimaciones, a partir de antecedentes publicados por la Dirección de Presupuesto e informaciones de prensa, el "fondo espejo" sumaría US$ 3.233 millones desde su creación, para ser invertidos en obras regionales.
Si se compara el subsidio entregado al Transantiago (US$ 5.172 millones) en los últimos años con otros sectores, los montos fijados por ley equivalen a la construcción de diez hospitales de alta complejidad, como es el caso del proyectado Sótero del Río, que contempla una inversión de US$ 500 millones. Otro dato que ejemplifica cuánto le cuesta al Fisco el financiamiento del sistema de transporte es compararlo con los US$ 4.300 millones que costaría la gratuidad universal en régimen en la educación superior, la que beneficiaría a 1,2 millones de estudiantes.
Louis de Grange, director de la Escuela de Ingeniería de la U. Diego Portales y ex director de Metro, afirma que esta inyección anual de recursos sería útil para la edificación de dos líneas de Metro, las que tienen un costo de US$ 3.000 millones, y es el sistema de transporte mejor evaluado por los usuarios en la capital. "Pese a que este es un pozo sin fondo, pues los indicadores del sistema no mejoran", lo que se revela, dice, en la baja de las personas que usan el sistema -en 2016 hubo un 4,4% menos de pagos con la tarjetas Bip- en comparación con el año anterior. Además, el experto añade que este escenario ha llevado a que la evasión del pasaje se "dispare", pues tres de cada diez personas no cumplen con este deber, lo que genera pérdidas.
Consenso mundial
Guillermo Muñoz, director del Directorio del Transporte Público Metropolitano (DTPM), tiene una visión diferente. "En ningún país del mundo se discute el subsidio, en todas partes existe. El transporte es un derecho básico", sostiene (ver entrevista en la página 4). Además, aclara que los fondos programados más allá del 2018 permiten que haya una tarifa "integrada", es decir, que en un lapso de 120 minutos se puedan realizar varios transbordos pagando uno de ellos. Según la autoridad y los operadores, si no existieran estos fondos, el valor por viajar en Transantiago ascendería a $ 1.038 en el caso de los buses. Así, si no se entregaran estas ayudas, una persona debería pagar $ 2.076 diarios de ida y regreso a su hogar. En tanto, el precio por trasladarse en Metro alcanzaría los $ 1.138 sin este beneficio (actualmente es de $ 740 en hora alta).
Raimundo Cruzat, ex coordinador del plan y máster en planificación urbana del MIT, dice que a pesar de que se ha de dispuesto más recursos, "hay elementos definitivamente malos y otros positivos". Asegura que falla la calidad del servicio en cuanto a frecuencia (salida de las micros de las terminales) y regularidad (intervalo en que pasa un bus).
Carlos Piaggio, gerente de infraestructura de la Cámara Chilena de la Construcción, afirma que el Estado ha desacelerado la inversión en áreas como infraestructura para el Transantiago, que tiene como objetivo mejorar la velocidad de los buses en las calles o conectar la ciudad a través de Metro, lo que optimiza la experiencia de viaje de la población. Explica que hay temas pendientes que deberían tener presupuesto: en 2007 se proyectaron 300 kilómetros de vías, pero sostiene que sólo se ha ejecutado un 25%.
El subsidio del plan también es similar a obras hechas a través de concesiones. Así, las platas equivalen a un estadio techado; un gran enlace vial; a un corredor de transporte público e incluso el Centro de Justicia de Santiago, inversiones que ascienden a US$ 880 millones.