El Presidente de Sudáfrica, Jacob Zuma, anunció hoy la creación de una comisión investigadora para aclarar las circunstancias de la muerte de 34 mineros que fueron acribillados por la Policía durante una jornada de huelga.
Zuma informó a los periodistas de la medida durante una conferencia de prensa a escasa distancia del lugar donde se produjo la masacre, la localidad de Marikana, a unos cien kilómetros de Johanesburgo. Se manifestó "entristecido y consternado" por los hechos "escandalosos" ocurridos.
"No sabemos de dónde procede esta violencia, pero esta claro que es un asunto muy serio. Por esta razón, abriremos una comisión de investigación", afirmó Zuma en el centro de conferencias de Lonmin Platinum, la empresa propietaria de la mina en la que tuvieron lugar las protestas de los mineros.
Zuma, que canceló su participación en la cumbre que actualmente celebra la Comunidad para el Desarrollo de Africa Meridional (SADC) en Maputo para trasladarse urgentemente a Marikana, calificó la situación de "estremecedora", y aseguró compartir el dolor de las familias de los que han perdido la vida durante las protestas.
Sin embargo, el mandatario aseguró que "no es momento de apuntar con el dedo a nadie", en referencia a las críticas que ha recibido la Policía sudafricana por su contundente respuesta a violenta actitud de algunos huelguistas, que ha dejado un total de 40 mineros muertos, 34 ayer y 6 más en jornadas anteriores.
"Este es un país en el que todos deben sentirse cómodos, y una democracia que todos admiren. Seguiremos trabajando para consolidar la libertad", agregó Zuma.
"Ya hemos estado aquí", dijo en referencia a la violencia vivida durante el régimen racista del apartheid que gobernó Sudáfrica durante más de cuatro décadas.
"Debemos superar las diferencias de raza, color y credo. No vamos a perder el camino de los logros conseguidos desde 1994", año en el que se celebraron las primeras elecciones democráticas en Sudáfrica, concluyó el mandatario.
Las declaraciones de Zuma se producen pocas horas después de que la Policía admitiera hoy haber acabado con la vida de 34 mineros que participaban en una huelga armados con palos y machetes, que dispararon cuando estos les atacaron.
Es la intervención policial más sangrienta que tiene lugar en Sudáfrica desde 1994, cuando acabó el "apartheid", el régimen impuesto por la minoría blanca sudafricana desde 1949.
Cerca de 3.000 trabajadores, en huelga desde el viernes pasado, se habían hecho fuertes en una colina, armados con lanzas, machetes y armas de fuego, junto a la mina de Marikana.
La situación en Marikana, era hoy tensa, con un fuerte dispositivo policial para contener una posible repetición de los disturbios.