El nuevo Presidente de Paraguay, Federico Franco, tomó juramento hoy a los ministros de su gobierno bajo una intensa presión diplomática de Sudamérica, que considera ilegítima la destitución del ex mandatario izquierdista Fernando Lugo en un juicio político.   

Franco, un médico liberal que era vicepresidente, asumió el viernes la jefatura de Estado del cuarto exportador mundial de soja tras un veloz proceso conducido por el Congreso que encontró al ex obispo Lugo culpable de mal desempeño.

Luego de tomar juramento a sus colaboradores, Franco encabezó la primera reunión de gabinete, y el jefe del Congreso, el senador Jorge Oviedo Matto, respondió a la presión internacional calificando como "irreversible" el cambio de gobierno que, dijo, se ajustó a la Constitución.

El nuevo gobierno de uno de los países más pobre de Sudamérica, se encuentra aislado regionalmente luego que Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Venezuela, Perú y Uruguay retiraran o llamaran a consultas a sus embajadores en Asunción.

La presión sudamericana encierra riesgos potenciales para la mediterránea economía paraguaya, que depende de los puertos de sus vecinos Argentina, Brasil y Uruguay para el transporte y el abastecimiento y exportación de bienes. Sin embargo, el gobierno brasileño dijo que no tomará medidas que "afecten al hermano pueblo paraguayo".

En el mismo sentido, Uruguay afirmó que no adoptará sanciones económicas. "No somos partidarios de sanciones económicas (...) nada de eso, porque eso lo termina pagando la gente", dijo a periodistas el Presidente José Mujica.

Pero Paraguay se enfrenta a represalias de los entes regionales que integra, como la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) y la unión aduanera Mercosur.  

El bloque Mercosur, que Paraguay integra junto a Argentina, Brasil, Uruguay, suspendió la participación del nuevo gobierno en una cumbre que celebrará el viernes en la provincia argentina de Mendoza. En cambio, sí recibirá a Lugo para que el depuesto mandatario explique la situación interna en el país.

Paraguay rechazó la decisión del Mercosur por "precipitada" y su Ministerio de Relaciones Exteriores dijo en una nota que "adolece del mismo defecto que se atribuye al proceso interno paraguayo que le dio origen, y que se califica impropiamente como de ruptura del orden democrático".

El canciller uruguayo, Luis Almagro, explicó que la suspensión de Paraguay de la cumbre de Mercosur "apunta hacia un quiebre institucional que se ha dado y un procedimiento que no tuvo las características que debió tener".

Venezuela, en tanto, anunció que dejaría de enviar petróleo a Asunción, pero el presidente de la estatal paraguaya Petropar garantizó el abastecimiento en el país, un importador neto.

El nuevo canciller paraguayo, José Félix Fernández Estigarribia, que buscó infructuosamente tomar contacto con sus pares de la región, dijo que ni siquiera el diplomático que quedó a cargo de la Embajada de Argentina en Asunción le atendió el teléfono. "He llamado al encargado de negocios de Argentina y tienen órdenes de no contestar el teléfono todavía", aseguró.

El analista político José Carlos Rodríguez, un consultor en Asunción, dijo a Reuters que pese al aislamiento internacional, el apoyo a Franco de las fuerzas políticas locales es amplio, aunque advirtió que ese respaldo podría agrietarse.

El nuevo mandatario "tiene un apoyo político gigantesco pero es coyuntural y no sabemos cuánto tiempo va a durar", indicó. El Partido Liberal de Franco convocó para el miércoles a una manifestación en apoyo del nuevo Presidente.

En tanto, Estados Unidos se declaró este lunes "bastante preocupado" por la rapidez  del juicio político que destituyó a Lugo, indicó el Departamento  de Estado, que precisó que la secretaria de Estado, Hillary Clinton, conversó  con su par brasileño, Antonio Patriota, durante el fin de semana, apuntó AFP.

El Departamento de Estado indicó que Estados Unidos adoptará una reacción a lo ocurrido en Paraguay en concertación con sus socios de la OEA, organismo que convocó  para mañana martes a su Consejo Permanente para tratar la crisis paraguaya.

LUGO
Lugo dijo la semana pasada que acataría la decisión de la abrumadora mayoría de parlamentarios que decidió destituirlo, pero el fin de semana, respaldado por los países vecinos, indicó
que la democracia se había quebrado en el país e hizo una convocatoria a manifestar pacíficamente por su recuperación.

El lunes, al reunir los que fueron sus colaboradores en el gobierno, Lugo se comparó con Manuel Zelaya, el mandatario de Honduras que fue derrocado en el 2009, y se refirió a sí mismo como "el Presidente Lugo". El viernes, tras ser destituido, se había llamado "ex mandatario".

"Con los ministros queremos convertirnos en los fiscales observadores", dijo Lugo. Carlos Filizzola, senador y ex ministro de Lugo, dijo que "restablecer el orden democrático significa que el presidente Lugo, que fue legítima y legalmente elegido, recupere, retorne al cargo que le corresponde como presidente".

Pero en Asunción no hubo grandes manifestaciones populares en favor del retorno de Lugo al poder y apenas unos pocos empleados de la televisión estatal y militantes de izquierda permanecían reunidos protestando por la situación.

"No hay un libreto de salida (a la crisis política), tampoco Fernando Lugo lo tiene. El dice hay que reponer al Gobierno pero no es tan claro porque la Constitución no permite adelanto de elecciones", explicó el analista Rodríguez.

El lunes las tiendas de Asunción funcionaron con normalidad y el tránsito en las calles era intenso. Unos pocos policías patrullaban las avenidas y los edificios públicos de la capital.

El gobierno de Lugo debía entregar el poder en agosto del 2013 tras las elecciones marcadas para abril. Franco indicó que ese cronograma será respetado. Además, conservó en sus puestos a dos ministros de la administración depuesta que respondían a su partido.

En tanto, una mujer ocupará por primera vez el ministerio de Defensa. La única cartera que se mantiene todavía vacante es la de Hacienda y el mandatario ratificó en su cargo al presidente del Banco Central, Jorge Corvalán, así como la continuidad de la independencia de la autoridad monetaria.