Las cámaras están listas, los científicos atentos y cada vez más gente en el mundo está pendiente, aprovechando la transmisión en vivo... una gota está por caer y nadie se lo quiere perder.
El objeto de fascinación es un embudo de vidrio con brea, que está alojado detrás de un vidrio en el vestíbulo de la escuela de Matemáticas y Física de la Universidad de Queensland, en Australia.
La gota en cuestión será la novena en caer desde 1927, cuando el primer profesor de física de la universidad, Thomas Parnell, empezó el experimento. El académico quería demostrarle a los estudiantes que hasta los materiales ordinarios tenían cualidades extraordinarias.
A temperatura ambiente,
la brea
-que se usaba en grandes cantidades hasta principios del siglo XX para calafatear los barcos de madera-
se siente sólida y hasta se puede quebrar en pedacitos con un martillo.
Lo asombroso es que realmente es un fluido: un líquido altamente viscoso con apariencia de sólido.
EFECTIVAMENTE CAEN
Para ilustrar lo que al tocar el material parecía un cuento raro, el profesor Parnell calentó una muestra de brea y la vertió en un embudo con la pipa sellada.
Pasaron tres años antes de que la brea se asentara, así que no fue sino hasta 1930 que removió el sello.
Desde entonces, como ocurriría con cualquier otro líquido que esté en un recipiente con un hueco, la brea se ha estado regando, gota… a… gota. Y es que éste es el ritmo al que han estado cayendo.
1938 - diciembre | Primera gota |
1947 - febrero | Segunda gota |
1954 - abril | Tercera gota |
1962 - mayo | Cuarta gota |
1970 - agosto | Quinta gota |
1979 - abril | Sexta gota |
1988 - julio | Séptima gota |
2000 - 28 de noviembre | Octava gota |
LA NOVENA
Ahora, la razón de tanta excitación es que la novena gota está a punto de caer. Aunque no sólo eso, ésta vez es probable que por primera vez en estas ocho décadas de historia alguien podrá presenciar tan singular evento.
"He visto varias gotas en gestión, pero no las he visto caer", dijo el físico John Mainstone, custodio del experimento.
"Si uno parpadea, se lo pierde: ¡todo ocurre en una décima de segundo, una vez cada 10 o 12 años!".
¿POR QUÉ PERSISTIR CON EL EXPERIMENTO?
La respuesta de los científicos y los curiosos es simple:
si uno ve algo inusual, quiere saber más sobre ello.
Sin embargo, lo que tanto se espera que pase, ya pasó ocho veces antes. Y la brea o el alquitrán, ya no son tan extraños.
"Por mi parte -explica Mainstone- lo que más me interesa son los dos o tres segundos antes de que la gota caiga".
"En las últimas etapas, la gota misma -que es muy bella- está colgada de unas cuatro fibras. Sospecho que en algún momento, una de ellas se rompe, lo que crea una situación inestable, así que las otras se rompen y la gota cae. Pero tengo que valerme de otros métodos de observación aparte de mis ojos para comprobar si lo que intuyo es la verdad".
En esta ocasión, hay varias cámaras grabando el evento -y transmitiéndolo en vivo para los curiosos con tiempo libre-.
PERO A VECES, NO ES SUFICIENTE
"La vez pasada, yo estaba en Londres y recibí tres emails: el primero decía 'parece que va a suceder'. El segundo, 'Lo siento, la gota cayó'. Contesté, 'no se preocupen, cuando vuelva lo veo en la memoria digital'. El tercer email decía: 'oh, no, no podrá hacerlo: el sistema nos falló'".
Eso sucedió en noviembre de 2000 y Mainstone ha estado esperando desde entonces.
"Ya tengo 78 años de edad y es improbable que la décima gota caiga antes de que pasen otros diez años, así que este podría ser mi último chance de verlo".