La situación en Afganistán se encuentra en uno de los momentos más complejos y violentos una década después de la invasión de Estados Unidos y de la caída del régimen talibán. Pese a que se vislumbraba alguna luz de esperanza para alcanzar la paz, los insurgentes afganos suspendieron hoy las negociaciones con EEUU, país al que acusan de no cumplir sus compromisos para dar pasos significativos.
Los talibanes argumentaron que su decisión es por la "débil, errática y vaga" posición de Washington. Los negociadores estadounidenses y talibanes aparentemente habían mantenido contactos preliminares con el fin de establecer una oficina para el grupo militante en Qatar y lanzar negociaciones de paz.
Aunque aún no habían comenzado conversaciones sustanciales, el anuncio talibán arruinará las expectativas de un acuerdo negociado para poner fin a la guerra de más de una década, antes de la retirada de las tropas de combate extranjeras a fines del 2014.
"El Emirato Islámico ha decidido suspender todas las conversaciones con estadounidenses llevadas a cabo en Qatar desde (el jueves) hacia adelante hasta que los estadounidenses aclaren su postura sobre los temas de preocupación y muestren disposición a cumplir con sus promesas en lugar de perder tiempo", dijo el grupo en un comunicado, que cita Reuters.
Los talibanes argumentaron que Washington no ha implementado iniciativas contempladas como "pasos prácticos" para facilitar las negociaciones entre las partes, como un "intercambio de prisioneros".
Asimismo, señalaron que las conversaciones con el gobierno del Presidente Hamid Karzai eran inútiles y que no se había mantenido ningún contacto. El anuncio se produjo días después de que un soldado estadounidense fuera acusado de matar a 16 civiles afganos en el sur del país.
Las muertes en la provincia de Kandahar el domingo pusieron en duda la estrategia occidental en Afganistán e intensificaron los reclamos para la retirada de las tropas extranjeras. El jueves más temprano, un destacado comandante estadounidense defendió trasladar al soldado acusado a un centro de detención militar en Kuwait, diciendo que eso ayudaría a garantizar una investigación y un juicio adecuados.
Civiles y miembros del Parlamento afgano han demandado que el sargento de personal sea juzgado en Afganistán por la masacre, una de las peores en su tipo desde que las fuerzas afganas apoyadas por Estados Unidos derrocaron a los talibanes a fines del 2001.
KARZAI
El escenario se complicó aún más luego que el Presidente Karzai pidió a las fuerzas de la OTAN que se retiren de las aldeas afganas en respuesta a la masacre del fin de semana.
El secretario de Defensa estadounidense, Leon Panetta -que visitó Kabul durante dos días para intentar aliviar las tensiones- discutió el tema con Karzai en su fortificado palacio, donde el líder afgano exigió un juicio transparente.
"Le aseguré en primer lugar que comparto su pesar por lo que ocurrió. Nuevamente le prometí que estamos procediendo con una investigación amplia aquí y que llevaremos a la justicia al individuo involucrado. El aceptó eso", dijo Panetta a periodistas antes de abandonar el país.
La visita de Panetta cobró un nuevo significado por las crecientes tensiones desde la masacre del fin de semana y la quema de copias del Corán en la principal base de la OTAN en Afganistán el mes pasado.
Karzai, además, quiere asumir las competencias de la seguridad en 2013 en lugar de 2014, situación que se aleja del cronograma de la OTAN y de Obama.
"Estamos dispuestos a asumir todas las responsabilidades de la seguridad del país", fue citado en un comunicado. "Las dos partes tienen que trabajar juntas para completar la transferencia de la seguridad de las tropas internacionales a las fuerzas afganas en 2013 en lugar de en 2014", añadió.