El 20 de septiembre del 2004, a una edad indeterminada que podía ir de los 94 a los 98 años, murió Yang Huanyi, la última mujer que dominaba con total propiedad el lenguaje del nu shu. La nonagenaria Huanyi, que apenas salió una vez en su vida del condado de Jiangyong hacia la capital Beijing, enviudó dos veces, tuvo siete hijos y debió soportar la carestía y los padecimientos de un esposo ludópata. Todos los malos momentos acumulados en su vida fueron escritos, a modo de catarsis, en abanicos, servilletas, bordes de mesas y cartas a amigas. Eran sus pequeñas confesiones, indescifrables para el género masculino y sólo comprensibles para mujeres como ella. Estaban escritas, por supuesto, en el moribundo lenguaje del nu shu, un idioma sólo entendible para mujeres.
Tras cinco años de investigación, el compositor y director chino Tan Dun desarrolló Nu shu: las canciones secretas de las mujeres, composición de casi una hora de duración que tiene el largo subtítulo de Sinfonía para 13 microfilms, arpa y orquesta. Es, como es habitual en Tan Dun, una pieza que se interpeta con imágenes simultáneas,filmadas por el mismo músico en un pueblo de Hunan. Aquellas grabaciones muestran a diferentes mujeres de la zona, que aún sin el total dominio de la desaparecida Yang Hunyi, buscan preservar el idioma nu shu.
"La escritura nu shu es un monumental tributo a la mujer de nuestro país", comenta Tan Dun desde Shanghai. Ganador de un Oscar y un Grammy por la música de la película El tigre y el dragón de Ang Lee, Tan Dun es además el compositor chino más reconocido en Occidente, con obras que van desde la ópera tradicional (cinco hasta la fecha) hasta piezas multimediales.
Por primera vez en gira por países latinoamericanos, el sábado 3 de enero Tan Dun inaugurará el Festival Santiago a Mil, presentado por Minera Escondida ( operada por BHP Billiton) con un concierto a las 20.30 horas en el Teatro Municipal. Tocará Nu shu: las canciones secretas de las mujeres junto a la Orquesta Filarmónica de Santiago.
No es la primera vez que Tan Dun recurre a las tradiciones de Hunan para desarrollar composiciones: en el 2002 compuso The map, estrenada por Yo-Yo Ma y la Sinfónica de Boston.
La composición se mueve en tres tiempos diferentes. "Yo lo veo así: los 13 microfilmes que proyectamos son el pasado, la orquesta es el futuro y el diálogo entre ambos lo representa el arpa, el más bello de los instrumentos. El más femenino".
Pero más allá de la instrumentación, Tan Dun dice manejar un concepto detrás: "La caligrafía del nu shu, mucho más estilizada que el chino tradicional, se transmitió desde la Edad Media hasta hoy a través de escritos encontrados en papeles y abanicos. Continúa una tradición que tiene que ver con amor a la familia, la crianza de los hijos y también el profundo significado de ser mujer. A pesar de las dificultades y problemas que enfrentan, sus canciones y sus vidas están permeadas de un particular romanticismo. Cuando cantan es como un sueño hecho realidad".
A pesar de la fuerte conexión con la tradición local de la obra, Tan Dun (que se educó en la Universidad de Columbia y tuvo a Mahler y Beethoven entre sus principales héroes de juventud), abriga musicalmente a la composición con una moderna orquesta sinfónica. "Es muy simple: para mí no hay fronteras insalvables entre los diferentes tipos de músicas. Ya no vivimos en los tiempos de Beethoven. En la época de Beethoven no había radio, ni televisión ni internet. En ese momento todos querían componer una ópera o una gran sinfonía, pero hoy, como compositor, tienes que lidiar con otros problemas", dice. Ejemplo del artista que convive con la globalización, Tan Dun compuso en el 2008 una sinfonía para internet patrocinada por YouTube y Google y creó la música de apertura de los Juegos Olímpicos de Beijing.
Al referirse al contenido de su última creación, adopta un discurso extramusical y más bien ecológico: "Después de filmar estos 13 microfilmes, veo a los ríos y los lagos bajo una luz diferente. Para mí son como 'mares de lágrimas'. Estas gotas de lágrimas se unen y alimentan el río madre, que tiene un especial significado para cada raza humana: cada gota almacena nuestra preciada cultura, la que se transmite de generación en generación. La lengua nu shu puede ser vista como una gota dentro del gran oleaje de río madre, una gota bella, como un sueño".