El agónico empate que consiguió Universidad Católica en Curitiba, ante Atlético Paranaense, pareció ser el impulso que necesitaba un plantel que ganó tres títulos en el 2016 pero que este año empezó con dudas y bajos rendimientos. El triunfo ante Antofagasta era reafirmar el alza del equipo de Mario Salas. Pero un desafío de marca mayor era Flamengo, un plantel que se reforzó con nombres de primer nivel para ganar la Copa Libertadores. Y esa levantada se mostró esta noche, en su máxima expresión, con una gran victoria cruzada de 1-0.
En el inicio del juego, la UC prefirió la cautela. Esperando, le entregó el territorio a los cariocas para que avanzaran en la cancha, aunque en un primer momento esos ataques fueron tibios. El local trataba de salir jugando desde su zaga, pero le costaba. Los de Zé Ricardo intentaban atacar soltando a los laterales, sobre todo a Pará, por la derecha, que le causó daño a Alfonso Parot.
Uno de los más activos en la visita fue Paolo Guerrero, ya sea para generarse ocasiones de gol como para enfrascarse en pleitos tanto con Lanaro como con Kuscevic. El ariete peruano tuvo tres oportunidades en la primera parte. Dos remates fueron contenidos por Toselli y el tercero dio en un poste. El oficio del 9 no está en discusión. Durante los primeros 45', los centrales cruzados supieron controlarlo. Muy buen partido de Kuscevic, quien reemplazó al suspendido Guillermo Maripán.
La Católica necesitaba un regalo. Y Flamengo se lo entregó. Eso sí, no lo aprovechó. En los 18', un gran error de Rafael Vaz, en un pase hacia su arquero, deja solo a Santiago Silva frente a Alex Muralha, pero el uruguayo falló. Le devolvió la gentileza a los brasileños. El Tanque, el mismo que el fin de semana se sacó la presión de anotar, se apuró mucho. Tenía tiempo para definir mejor. Los de la franja tuvieron una inmejorable chance para convertir. Y en este tipo de partidos esas cosas son para lamentarse.
Con el paso de los minutos, el equipo del Comandante se paró mejor en el césped de San Carlos, aprovechando la banda izquierda con un muy activo Ricardo Noir. Tanto el ex Racing como Enzo Kalinski asumieron la labor de elaboración, ante la baja presentación de Chapita Fuenzalida en la primera parte y el hecho de que los volante de Flamengo no dejaban con espacio a Diego Buonanotte. Cuando el Enano está maniatado, las ideas de la UC, en ataque, se reducen.
Luego del descanso, el bicampeón del fútbol nacional salió con más intensidad, con transiciones más rápidas, nuevamente eligiendo el sector izquierdo del ataque, apelando al uno contra uno de Noir con los defensas rivales. Tanto Tito como Kalinski tuvieron remates de frente al arco, pero elevaron. Pese a que tienen el sexto plantel más costoso del Brasileirao, su defensa no es la más segura. Particularmente, el poco pulcro Rafael Vaz.
En un partido parejo, Católica no estaba lejos de encontrar la apertura de la cuenta. Flamengo tampoco. Pero el plus de los precordilleranos fue que sacaron provecho al balón detenido. Así quebraron el partido. En los 75', un preciso tiro libre de Fuenzalida encuentra la cabeza del Tanque Silva, quien se eleva para empujar el balón hacia el arco y desatar el éxtasis en San Carlos. Fue un golazo, que afectó a Flamengo. Tanto así que el colombiano Orlando Berrío, quien ingresó en el complemento, fue expulsado tras golpear a Parot (84'). En desventaja en el marcador y con uno menos, Flamengo se fue del encuentro.
La UC terminó el partido tocando el balón rememorando ese nivel que los llevó a ser los mejores de la temporada 2016. Una victoria justa para un cuadro que fue de menos a más en el partido y que rompió la racha invicta del Flamengo, que no perdía desde octubre. Los cruzados suman cuatro puntos en un grupo complejo. La UC está de vuelta.