Tanques bajo el mando de opositores se desplegaron el lunes en las calles de la capital de Yemen, Sanaa, después de que tres comandantes del ejército desertaran para apoyar el movimiento que exige la renuncia del Presidente Ali Abdalá Saleh.
Con esta acción, el gobernante se quedó prácticamente sin apoyo de una de las instituciones más poderosas del país.
El general de división Alí Mohsen Al-Ahmar, comandante de la primera división Blindada del ejército, era el comandante de mayor rango entre los tres que se han sumado a la oposición.
Al-Ahmar anunció su deserción en un mensaje que entregó un colaborador cercano a los dirigentes de la protesta en la plaza de Saná convertida en el centro de las movilizaciones de la oposición.
Algunos de los tanques y vehículos blindados se apostaron en la plaza de Sanaa cuyas fuerzas dispararon desde azoteas y mataron el viernes a poco más de 40 manifestantes.
Saléeh quien ha cooperado estrechamente con Estados Unidos en la ofensiva contra una facción de al-Qaeda en Yemen, parece acercarse a lo que un número cada vez mayor de analistas consideran inevitable: decidir entre dimitir después de 32 años en el poder o emprender una campaña más violenta contra sus oponentes.
Tanques y transportes blindados de personal que pertenecen a los Guardias Republicanos se desplegaron afuera del palacio presidencial, en la parte externa sur de Saná, dijeron testigos.
Los Guardias Republicanos son una fuerza de élite que encabeza el hijo de Saleh, Ahmed, a quien se consideró en alguna ocasión su heredero.
El despliegue de estos vehículos al parecer tiene como objetivo contrarrestar la presencia de los elementos de la Primera División Blindada que se encuentra en otras partes de la ciudad.
Los tres oficiales que desertaron pertenecen a la tribu Hashid de Saleh. Un dirigente de Hashid dijo que la tribu, en su deseo de que uno de los suyos tenga el cargo de Presidente, apoyaba al general de división Al-Ahmar como un posible reemplazo de Salé.