El Censo 2017 ya tiene nuevas cifras. Ayer, el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) entregó el número de personas efectivamente censadas en el país: 17.574.003. De ellas, 8.601.989 son hombres (48,9%) y 8.972.014 (51,1%), mujeres. Este nuevo dato refleja que entre el Censo 2002 y el de 2017, la población aumentó a una tasa media anual de 1,06% y representa la primera cifra definitiva con la que se podrá calcular la población estimada de habitantes en Chile y que se dará a conocer en abril del próximo año.
En el análisis por regiones las de Tarapacá, Antofagasta y Coquimbo son las tres que más crecieron proporcionalmente en el país. La I Región pasó de 247.729 habitantes en 2002 (según la actualización de población 2002 del INE), a 330.558, un alza de 33%. La II Región pasó de 512.152 habitantes a 607.534 en el mismo período, un aumento de 18%. La IV Región pasó de 625.228 a 757.586, un alza de 21%.
Según Arturo Orellana, docente e investigador del Instituto de Estudios Urbanos de la U. Católica, el crecimiento en estas regiones no es homogéneo. Son algunas comunas de ciertas ciudades las que crecen. En estos tres casos, el crecimiento se debe a la actividad minera. "Se genera un fenómeno conocido como fagocitación, en la que la capital regional se come a la región. En otras palabras, la actividad minera de la zona comienza a atraer a personas dentro de la propia región y esta comuna crece en desmedro de otras. Este factor económico también hace que personas de otras partes del país y también extranjeros se instalen allí", dice.
En el caso específico de la Región de Coquimbo y el área metropolitana de Coquimbo y La Serena, en la última década ha crecido a tasas mayores que otras regiones. "La actividad minera genera también otras actividades económicas. Cuando tienes una ciudad de 100 mil o 120 mil habitantes, se generan proyectos privados que antes no estaban, como supermercados, cines, mall, centros médicos y eso también atrae a más población", indica Orellana quien también es el responsable del Índice de Calidad de Vida Urbana en Chile. En estas zonas, como el crecimiento está asociado a una actividad económica principal, la población que llega a vivir a ellas es flotante y se va renovando constantemente. No son personas que se instalen a vivir allí para siempre, lo que repercute en la calidad de vida y la convivencia social.
Contrariamente, la Región de Los Ríos y de La Araucanía, con alzas de 4 y 6% respectivamente, fueron las que experimentaron el menor crecimiento en el país.
En términos absolutos, la Región Metropolitana es la que suma más población, añadiendo 827.000 personas entre 2002 y 2017.
Le sigue la Quinta Región que pasó de 1.596.000 en 2002 a 1.815.902.
Comunas que más crecen
La cantidad de personas por comuna fue otro de los datos que ayer se hicieron públicos. Según el documento del INE, la comuna que tiene más habitantes del país es Puente Alto que pasó de tener 511.161 personas en 2002 a 568.106 en 2017. Le siguen Maipú (521.627 en 2017), Santiago (404.4995) y La Florida (366.916).
Por debajo de ellas, pero primera a nivel regional, sin considerar a las comunas de la Región Metropolitana, está Antofagasta con 361.873 personas. Luego se ubican Viña del Mar (334.248) y Valparaíso (296.655).
Jonathan Barton, investigador del Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales de la U. Católica y del Centro de Desarrollo Urbano Sustentable, explica que en la década de los 80, las erradicaciones llevaron a localizar a mucha población en comunas del sector sur, como Puente Alto y La Pintana y al oeste, como Maipú y Pudahuel, por lo que terminaron siendo un polo para viviendas sociales. Estas comunas, al tener suelos baratos, se convirtieron en nodos importantes de desarrollo residencial de vivienda social, con subsidios al inicio y después, con vivienda privada de otros rangos de precio, dice Barton. "El aumento explosivo en años recientes es producto del Metro, que responde a la demanda, pero al mismo tiempo, incentiva el crecimiento en estas zonas", agrega.
A juicio de Orellana, Puente Alto y Maipú desde hace más de 20 años que están viviendo un nuevo período de expansión y crecimiento demográfico, impulsado básicamente por la disponibilidad de suelo. Al tener suelo urbanizable es posible alojar proyectos de vivienda, de clase media y media emergente y en la medida en que aumentan los ingresos, las familias pueden acceder a casas de un valor de 1.200 a 1.400 UF. "A eso se suma una mayor conectividad, mejoras en la infraestructura vial, expansión de la red de Metro", señala Orellana.
Las 568 mil personas que viven en Puente Alto, no son una sorpresa para el alcalde de esta comuna, Germán Codina. Incluso, cree que pueden ser un poco más de habitantes. "Puente Alto tiene una particularidad y es que aglutina todos los niveles socioeconómicos que existen, como si fuera una ciudad, lo que la convierte en un gran desafío", dice.
Dividir esta comuna en dos, como en algún momento se planteó, sería un gran error, señala Codina. "Geográficamente en el sector poniente habitan personas más vulnerables, mientras que el oriente es un sector de clase media pujante y en los faldeos cordilleranos tenemos viviendas ABC1. Esto se transforma en una fortaleza, porque somos una comuna grande, que ha podido levantar sus banderas y ser escuchada de manera diferente y generar recursos propios con los que se ha podido mejorar la calidad de sus propios habitantes, pese a que seguimos recibiendo menos recursos por persona desde el nivel central", reclama el edil.
Antofagasta
Sin considerar a las comunas de la Región Metropolitana, Antofagasta es la comuna con más habitantes, pero en este caso, es la minería y las actividades que genera a su alrededor la que llama vivir en ella.
Orellana destaca que no solo Antofagasta crece, otras comunas costeras y aledañas también lo hacen y con ello, también la informalidad porque pese al déficit de viviendas y la falta de suelo las personas se instalan en campamentos.
María Luisa Méndez, investigadora del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES) y docente de la U. Diego Portales, dice que en Antofagasta es un lugar atractivo para las personas que buscan un bienestar económico y que la mayoría de las veces están de paso por la zona. Esto se traduce en que no se crea un vínculo con el territorio y quienes viven allí, tampoco participan en las organizaciones sociales, no se identifican con el lugar y tampoco tienen mayor interés en hacer vida en común.
Un reciente estudio del Coes que abarcó la zona norte del país, mostró que esta era el lugar donde menos cohesión social había debido a los problemas con los vecinos.