En Lausana, sede del Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS por su denominación en inglés) son las 8.30 de la mañana, seis horas más que en Chile. Comienza a jugarse, quizás, el partido más importante de las Eliminatorias. No hay jugadores y los jueces no visten de negro. Tampoco hay hinchas. Al contrario, la formalidad es absoluta. En este compromiso no habrá tiempo agregado: cada minuto está rigurosamente cronometrado y cada equipo los tiene perfectamente definidos. Las reglas están claras para todos.
Bolivia abre el juego. Los altiplánicos son, en rigor, los responsables de que se haya llegado a la máxima instancia del arbitraje deportivo para dirimir la decisiva controversia: la resta de los puntos que consiguieron en los partidos ante Chile y Perú por la inclusión irregular del paraguayo nacionalizado Nelson Cabrera. El argumento apunta a la forma: la presentación tardía del reclamo chileno. Sobre el fondo, no hay alusiones.
Perú es el segundo en entrar a la disputa. Lo hace en consecuencia con el dictamen de la FIFA y de la postura chilena, para reforzar la tesis de que Cabrera no podía ser utilizado al registrar menos de cinco años de permanencia en el país del que adoptó la nacionalidad. Es ése el fondo del dictamen de la Comisión Disciplinaria de la FIFA para castigar a Bolivia, el 1 de noviembre del año pasado, y para rechazar, el 3 de febrero, el recurso de apelación presentado por su defensa. Un día después, la FBF anunciaba que recurriría al TAS.
Chile ingresa al estrado a las 9.20 horas. El abogado Eduardo Carlezzo toma la palabra. Arturo Salah y Sebastián Moreno lo escuchan con atención. Confían en el especialista en Derecho Deportivo Internacional. Veinte minutos después es el turno de la FIFA. Más tarde intervinieron Ecuador, Colombia, Uruguay, Argentina y Paraguay. Cada uno, en diez minutos. Los integrantes de la corte, Mássimo Coccia, de Italia, José Juan Pintó, español pedido por la FIFA, y Efraím Barak, de Israel, solicitado por Bolivia, escucharon las respectivas argumentaciones.
La diligencia no permite siquiera elucubrar respecto de su resultado. Ni a favor ni en contra. Se trató de una exposición de antecedentes de todas las partes. La sucederá una nueva fase: la reunión del panel para la respectiva deliberación y, posteriormente, una instancia excepcional: un recurso similar al de casación, comparándolo con el que operaría en la Corte Suprema chilena, y que podría apuntar estricamente a cuestiones formales del procedimiento.
En ese sentido se explica la postura de Moreno después de la audiencia. "Evaluamos bien la exposición de Chile. Estaba, precisamente, en línea con la defensa planteada por FIFA y también con la defensa planteada por la federación de Perú", dijo el directivo.
Igualmente, tal como todas las partes de la disputa y como suele decirse después de un alegato, manifestó un optimismo controlado. "Entendemos que los árbitros recibieron de muy buena forma los argumentos planteados por Chile, lo cual es bueno y está dentro de las expectativas que nosotros esperábamos al momento de diseñar una explicación metódica y robusta que diera cuenta debidamente de los argumentos que tenemos como federación y que ya fueron ratificados en dos instancias anteriores por los órganos de FIFA", afirmó.
El TAS tiene plazo hasta el 31 de agosto para emitir el veredicto. Sin embargo, esa fecha coincidiría con la disputa de la próxima jornada de las Eliminatorias. En tal sentido, la corte se comprometió a hacerlo público en los próximos 20 días. Eso sí, ese compromiso no forma parte de sus obligaciones formales.
La Federación de Fútbol de Chile está a la espera. Sabe que en pocos días la Selección puede avanzar, o retroceder, en el camino hacia Rusia 2018. Ahora, el TAS tiene la palabra definitiva.