Fue en 1843. Ese mismo año Gaetano Donizetti estrenó Don Pasquale, su última obra maestra, enfermó fatalmente de sífilis y perdió para siempre la cordura. Cinco años después, y tras pasar de manicomio en manicomio, el compositor italiano murió en la casa de los nobles Scotti, en su ciudad natal de Bérgamo. Considerado el músico más exitoso de su tiempo en Italia, heredero artístico de Rossini y precursor de Verdi, Donizetti fue capaz de componer desde los dramas más tenebrosos (Lucia di Lammermoor) hasta las óperas cómicas del más desopilante argumento (El elixir de amor). Sin embargo, y como dice el tenor argentino Juan Francisco Gatell, hasta en sus piezas más alegres, siempre hay un "dejo de melancolía".
Tras 14 años de ausencia en el Teatro Municipal, Don Pasquale retorna con un reparto de primera categoría, que incluye al bajo-barítono italiano Alessandro Corbelli en el rol principal del testarudo y cascarrabias Don Pasquale; la soprano siciliana Laura Giordano en el papel de Norina; el barítono italiano Bruno Taddia como el doctor Malatesta, y el tenor argentino Juan Francisco Gatell como Ernesto. Tanto Gatell como Giordano, dos cantantes de poco más de 30 años, participaron en una reciente producción en DVD dirigida por Riccardo Muti, uno de los mayores conductores de los últimos 30 años y especialista en Verdi y en el llamado bel canto (Rossini, Bellini y Donizetti).
"A diferencia de Rossini, es difícil que una ópera de Donizetti te haga reír a carcajadas. Más bien te hace sonreír. Es un compositor muy humano y muy romántico también", dice Gatell sobre el músico que en cierta forma prefiguró lo que sería Giuseppe Verdi. "Don Pasquale es una obra maestra, pero es también muy exigente. Te da la posibilidad de desarrollar todas tus capacidades vocales y también de actuar mucho, de ser cómica y de ser divertida", explica por otra parte Laura Giordano.
La trama, que en esta versión del régisseur Fabio Sparvoli transcurre a principios del siglo XX y es minimalista en su puesta en escena, es la historia de un gran engaño: el rico Don Pasquale decide desheredar a su sobrino Ernesto por cuanto no está de acuerdo en que se case con Norina, una chica de escasos recursos a la que no conoce. El audaz doctor Malatesta, enterado de la situación, decide urdir una treta para que Don Pasquale finalmente permita la boda y tengan la herencia.
"Es una pieza que físicamente te exige muchísimo. Quedo cansadísima. Hay que tener un cuerpo con gran tonicidad muscular, y además hay que cantar y actuar muy bien. Todo al mismo tiempo", dice la soprano Laura Giordano. Pero, además, Don Pasquale se escapa a su propio tiempo de composición -1843- y plantea un conflicto generacional, una temática que sería abordada mucho después. "Es la primera ópera que nos habla de esto, de las diferencias entre jóvenes y viejos, de los choques de edades y de visiones dependiendo del año de nacimiento", explica Gatell.