Desde que comenzaron la carrera de Ingeniería Civil Informática hace cinco años en la Universidad Técnica Federico Santa María, Mario, Jorge y Diego no se separaron más. Y las han pasado todas. Desde quemarse las pestañas estudiando para un certamen, hasta la cerveza bien conversada filosofando sobre la vida. Sin embargo, la experiencia que vivieron la semana pasada en Berkeley, Estados Unidos, fue más allá de lo que este trío de emprendedores imaginó cuando se estrecharon por primera vez las manos el día que llegaron a la facultad.
Su proyecto Lifeware Integra, creado para que las personas con discapacidad física puedan usar un computador, quedó entre los ocho finalistas del séptimo Intel Global Challenge, el concurso internacional de proyectos de negocios tecnológicos para universitarios que se desarrolla cada año en el plantel californiano con el apoyo de la compañía informática. Y si bien no ganaron, el producto estrella de su empresa compitió de igual a igual con iniciativas de países desarrollados y con un mercado de negocios consolidado.
Los chicos, que no superan los 24 años, desarrollaron un software que permite a las personas con menos habilidades físicas o motrices -un tetrapléjico, por ejemplo- utilizar un computador a través de un headset (casco) que imita las funciones de un mouse y de un teclado tradicional, a través de mínimos movimientos de la cabeza, los ojos o la boca.
"Es un dispositivo que puede leer ondas cerebrales por medio de sensores, entre ellas, las características de las expresiones faciales y movimientos del cuello. Estas se comunican al computador, y el software las convierte en interacción", explica Jorge Alvarez, el "marketero" del grupo.
En palabras simples, la tecnología permite hacer "click" con abrir o cerrar un ojo, mover una ceja o un ruido con la boca. Esto, además, facilita la integración, a través de las redes sociales, al mundo tecnológico, mejorando con ello la calidad de vida de muchas personas limitadas físicamente.
Para llegar a esta instancia, el proyecto recorrió un largo camino. El año pasado, el trío tomó -en conjunto, como en toda la carrera - el ramo de desarrollo de software. Ahí comenzaron a dar forma a la idea inspirada en un casco para videojuegos, "al cual no se le sacaba todo el potencial", aclara Mario Ogalde, el hombre a cargo de los números de la empresa. Con una versión básica del dispositivo ganaron la Feria del Software de la U. Santa María y luego llegaron a la incubadora de negocios de la propia universidad. Allí recibieron asesoría en varios ámbitos. Más tarde compraron la licencia para desarrollar el casco a una empresa californiana de videojuegos, afinaron el software y ganaron el Desafío Intel en su división latinoamericana, que convocó a 16 proyectos de la región. Este nuevo logro les dio los pasajes a Sillicon Valley, la meca de la tecnología global.
Una vez allá vino el primer apretón fuerte. Los chicos -elegantemente vestidos- presentaron el proyecto a un severo grupo de jueces internacionales, que redujo a ocho los 22 proyectos en competencia. Tras el nerviosismo, la euforia. Un discreto ceacheí se escuchó cuando los chilenos clasificaron junto a China, Egipto, India, Japón, Rusia, Taiwán y Turquía, a la gran final.
La hora de la verdad llegó el jueves 10 en la Universidad de Berkeley. En un auditorio repleto, el jurado dio por ganador a China, que presentó un proyecto para editar fotos de manera fácil y a bajo costo (con un mercado potencial de más de mil millones de personas); seguido por Rusia, que implementó una forma más económica para realizar exámenes de ADN, y Egipto, que usó la nanotecnología para detectar el virus de la hepatitis de manera más barata. Los chilenos, no obstante, fueron ovacionados al terminar su participación.
Diego Cid, el "computín" del trío, destacó el feedback que lograron o que permitirá dar a conocer su empresa no sólo en Chile. Ahora, con un nuevo diploma bajo el brazo, están a la espera de recibir un capital semilla de Corfo para construir la plataforma de comercialización del software.
TRABAJANDO CON LA TELETON
Lifeware está desarrollando nuevas soluciones tecnológicas para apoyar la rehabilitación de discapacitados. De hecho, para impulsar su primer producto, acudieron a la Teletón para conocer la realidad de la fundación. La empresa espera vender 65 mil unidades en un plazo de tres años. Cada software y casco tienen un valor cercano a 1 millón 300 mil pesos y se pueden conseguir en el sitio web www.lifeware.cl.