Si en Niza, Berlín, Londres y Estocolmo camiones o automóviles fueron usados como armas terroristas, atropellando a decenas de personas, lo ocurrido la noche del lunes en el Manchester Arena marca el regreso del atacante suicida. El último en Reino Unido se hizo estallar en Londres en julio de 2005, ataque que provocó 54 muertos.
La ciudad, ubicada en el noroeste de Inglaterra, intentaba recuperarse ayer de la tragedia ocurrida cuando un suicida se detonó en el vestíbulo del Arena -uno de los más grande de Europa, con capacidad para 21 mil personas- dando muerte a 22 personas y dejando a 59 heridos, algunos con riesgo vital. La primera ministra Theresa May -que en la mañana tuvo una reunión con el comité de emergencias Cobra, en el que participa la cúpula de las fuerzas de seguridad y los servicios de inteligencia- elevó el nivel de alerta de seguridad a "crítico" desde "severo" que significa que "un nuevo ataque podría ser inminente".
A su vez, el ministro de Defensa, Michael Fallon, dio su visto bueno a la puesta en marcha de la "operación Tempora", que prevé que hasta 5.000 soldados colaboren en labores de seguridad bajo mando policial, señaló May.
En un discurso afuera de la residencia de Downing Street, la jefa de gobierno sostuvo que el ataque destacaba "por su horrenda y repugnante cobardía al apuntar deliberadamente contra niños y jóvenes inocentes e indefensos que debían estar disfrutando una de las noches más memorables de sus vidas".
Pese a que en un comienzo la policía y May estaban reticentes a dar a conocer la identidad del atacante suicida, tuvieron que hacerlo debido a que funcionarios norteamericanos filtraron el nombre a medios de ese país. Así, en la tarde las autoridades británicas señalaron que se trataba de Salman Ramadan Abedi de 22 años, mancuniano de nacimiento y cuyos padres llegaron a Inglaterra como refugiados del régimen de Muammar Gaddafi (1969-2011).
Según el diario The Guardian, Abedi era conocido por los servicios de seguridad, pero no formaba parte de ninguna investigación activa ni era considerado de alto riesgo. La policía y los servicios de inteligencia estaban tratando de establecer si había trabajado solo o formaba parte de una red más amplia que lo habría ayudado con la fabricación de la bomba.
Esto, porque si bien los analistas aseguran que es fácil encontrar en internet los manuales para hacer una bomba casera, no es fácil fabricar una, debido a que se necesita algún grado de entrenamiento. "Para hacer un artefacto explosivo tienes que tener la confianza que explotará, cuando tú quieres que lo haga y para eso se necesita una cierta experiencia", dijo Raffaello Pantuccci al diario The Guardian.
Entrenamiento terrorista
El analista de seguridad nacional, Peter Bergen, señaló a CNN, que los investigadores iban a revisar cuidadosamente el tipo de explosivo que usó Abedi. Esto, porque tanto el Estado Islámico como Al Qaeda han usado para sus ataques en Occidente peróxido de hidrógeno, porque adquirir explosivos militares como dinamita es casi imposible. Sin embargo, el peróxido de hidrógeno se puede encontrar en el cloro y fue ese material el que se utilizó para los atentados de Londres en 2005. Eso sí, según la cadena BBC, se habrían descubierto esquirlas de fabricación casera en el Arena de Manchester.
Además, existía consenso entre los analistas de seguridad que era muy probable que Abedi no hubiera actuado solo porque las redes terroristas no suelen inmolar a las mismas personas que fabrican las bombas. Esto, además, implica una preparación. De hecho, los expertos señalaban que el hecho que el atacante se hubiera hecho explotar en el vestíbulo del Arena cuando ya el recital había terminado, implicaba que buscaba un momento de relajo en la seguridad del recinto.
En una entrevista realizada por la National Public Radio de Estados Unidos luego de los atentados en Londres en 2005, el profesor especialista en asuntos de seguridad nacional y en atacantes suicidas de la Universidad de Chicago, Robert Pape, explicó que el propósito de estas personas "no es morir, sino que matar y expandir el miedo para forzar un cambio político". El experto advirtió que una de las razones para ser suicida es para proteger información de inteligencia o porque no quieren ser capturados por sus oponentes.
Si bien el Estado Islámico se adjudicó el ataque en su cuenta del servicio de mensajería Telegram, la policía hasta anoche no encontraba evidencia que respaldara esta aseveración. Es más, según la agencia Reuters, las declaraciones del grupo parecían contradecir la descripción de la policía británica de un atacante suicida ligado al hecho. "Lo que viene será aún más severo con los adoradores de la cruz", dijeron los yihadistas. El grupo no mencionó el nombre del atacante, como usualmente hace cuando ordena un atentado y pareció contradecir otra publicación de Amaq, que habló de "un grupo de atacantes". Esa referencia fue quitada posteriormente.
El ataque ocurrió justo cuando el país se encuentra sumido en la campaña para las elecciones generales del 8 de junio. Así, los líderes de los partidos laborista, conservador, liberal-demócrata, verde y el Ukip acordaron suspender las actividades de cara a la contienda electoral, tal como lo hicieron hace un año tras el asesinato de la diputada laborista Jo Cox, que sacudió la campaña sobre el Brexit.