Las labores de rescate de los sobrevivientes del terremoto y tsunami en Japón (que ha dejado al menos 12 mil víctimas, entre muertos y desaparecidos) se dificulta durante la jornada debido al frío y la nieve que azota con fuerza el noreste del país, especialmente las provincias más devastadas: Miyagi y Fukushima.
Las bajas temperaturas elevan el riesgo de que sufran hipotermia miles de damnificados que carecen de electricidad para encender las estufas o de mantas para abrigarse.
Según los meteorólogos, los termómetros bajarán esta noche hasta los cinco grados bajo cero en Miyagi y Fukushima.
La agencia Kyodo informó de esas temperaturas invernales cuando está a punto de empezar la primavera en la isla de Honshu, parte de cuya costa oriental amaneció hoy cubierta de un color blanco que ocultó por unos momentos las ruinas de cerca de 80.000 edificios dañados.
Cinco días después de la catástrofe, los militares y voluntarios extranjeros siguen buscando víctimas bajo los escombros pero cada vez dedican más personal y recursos a repartir ayuda e identificar a las víctimas.
Ese es un proceso complicado porque muchos cuerpos han quedado irreconocibles y hay tan pocos forenses disponibles que algunos exámenes los realizan policías locales que sólo cuentan con fotografías aportadas por las familias y un listado de nombres de los desaparecidos.
El ministro de Defensa nipón, Toshimi Kitazawa, tras la reunión de emergencia del gobierno anunció que 10.000 reservistas han sido llamados para ayudar a los soldados.
La unidad de reemplazo será desplegada por primera vez desde la fundación en 1954 de las Fuerzas de Auto Defensa, como se conoce al Ejército en Japón después de la derrota en la II Guerra Mundial.
Mientras tanto, alrededor de 100.000 personas pudieron regresar a sus casas, pero casi medio millón sigue viviendo en refugios a la espera de ser alojados en 33.000 viviendas prefabricadas que se están habilitando en espacios limpios de los restos de la catástrofe.
La lenta vuelta a la normalidad se confirmó con la reapertura esta mañana de varias lonjas en la provincia de Aomori, que permitió reanudar la faena a los pescadores y aliviar la escasez de alimentos frescos.
También se ha empezado a pensar en los niños en edad escolar, que serán atendidos por psicólogos especialistas al no poder regresar a sus colegios pues quedaron destruidos.
ELECTRICIDAD
Sin embargo, todavía es patente la carencia de combustible, mientras siguen ocurriendo frecuentes apagones pese a los cortes de electricidad en otras provincias para garantizar el suministro.
Las autoridades racionan la gasolina y dan prioridad a los vehículos que transportan material de emergencia y camiones de bomberos, militares y policías que se dirigen a las zonas afectadas llenos de provisiones.
Buena parte del material procede de la comunidad internacional, volcada con Japón, que ha recibido ofertas de ayuda de más de 150 países, organizaciones humanitarias y agencias de Naciones Unidas.
La otra necesidad apremiante es agua potable, a la que desde el viernes no tienen acceso millón y medio de personas, y que intenta distribuir una flota de 300 camiones-cisterna despachados por el Ministerio de Sanidad.