Sólo un Estado, la soleada Florida, se libra por el momento de la nieve de la tormenta "Pax" que afecta de manera severa al sur y al este de EEUU, pero cuyas consecuencias se notan en todo el país, sobre todo en las comunicaciones, con miles de vuelos cancelados, vías intransitables y cortes eléctricos.
El tercer gran temporal de este año en Estados Unidos ha dejado una imagen insólita: 49 estados y el Distrito de Columbia (donde está Washington, la capital) tienen nieve en su suelo, incluso los menos acostumbrados a las estampas blancas, según datos oficiales.
No obstante, las grandes acumulaciones de nieve se registran en el noreste, con los 24 centímetros del neoyorquino Central Park, los 17 de Washington DC y los 58 de algunos puntos de Maryland.
Sólo Florida puede presumir de no haber visto caer un sólo copo, puesto que lugares habitualmente cálidos como el paradisiaco Hawai sí han visto la nieve, en este caso, en las cimas volcánicas, según datos de la Administración Nacional del Océano y la Atmósfera.
El temporal, que se desplazó la noche del miércoles del sur al noreste del país, dejará más nieve, lloviznas y temperaturas gélidas hasta la noche del viernes, según el Servicio Nacional de Meteorología, para dejar paso a un esperado ascenso de las temperaturas en la mayoría del país a inicios de la próxima semana.
La mejoría del tiempo se espera como agua de mayo en EEUU, que vive un invierno extraordinariamente duro: primero fue la tormenta "Hércules", luego el "vórtice polar", después "Janus" y ahora "Pax", en menos de dos meses desde que comenzara el año.
Las cifras de "Pax" comienzan a igualarse con las de sus predecesoras: unas 21 muertes atribuidas el fenómeno meteorológico, miles de vuelos cancelados (1.000 ya anulados para el viernes), decenas de miles de personas sin electricidad, cortes en carreteras, y el cierre de las oficinas del Gobierno federal y de centenares de escuelas.
Los temporales también son una prueba de fuego para los políticos y nunca quedan exentos de polémica. En esta ocasión las críticas han recaído en el recién estrenado alcalde de Nueva York, el demócrata Bill de Blasio, por mantener los colegios abiertos.
"Las escuelas de nuestra ciudad se han cerrado sólo 11 veces desde 1978. Voy a tomar decisiones basadas en la información que tenemos", se defendió el jueves el alcalde.
Donde siempre manda la precaución es en la capital del país, Washington DC, paralizada durante la jornada del jueves: con todas las oficinas de los distintos niveles de Gobierno cerradas, buena parte de su población empleada de día libre o trabajando desde casa, las pistas de los aeropuertos congeladas y los niños sin clase, haciendo muñecos de nieve en el jardín.
Rascacielos, casitas victorianas, imponentes monumentos y edificios doblemente blancos y esa gran extensión abierta que es el National Mall de la capital, cubiertos por un blanquísimo y brillante manto de nieve.
Para los estadounidenses cualquier ocasión es buena para organizar una fiesta, y la tormenta no iba a ser menos. Desde el miércoles circulan en las revistas de ocio listas de los bares y restaurantes con menús y ofertas especiales para pasar mejor el mal trago del paso de "Pax".
Aunque la iniciativa más curiosa viene de la mano de la llamada Washington DC Snowball Fight Association (literalmente, asociación de peleas de bolas de nieve), que cada vez que sabe que una nevada se aproxima a la capital organiza esta lucha tan típica de los patios del colegio en el céntrico Dupont Circle, una rotonda circular con una fuente y un pequeño parque muy popular para quedar cuando no se conoce la ciudad, para celebrar finales como las de los mundiales de fútbol o para protestar en defensa de alguna causa.
Como la gran nevada cayó el miércoles por la noche, demasiado pronto, los luchadores iban a acabar lanzándose hielo en lugar de nieve, por lo que los organizadores decidieron mantener el lugar y el material, pero con otro objetivo.
En lugar de lanzar bolas de nieve, los participantes crearon grandes figuras de lo más original.
Uno de los más impresionantes, un logrado obelisco a imagen del Washington Monument que domina la capital y que tenía hasta un poco de inclinación, en alusión al pequeño terremoto que afectó al monumento en 2011.
Pero el ganador, como no podía ser de otro modo en la ciudad que acoge la Casa Blanca, fue "Snobama": una replica algo rechoncha del presidente Barack Obama, con su corbata, su chapa demócrata y su banderita ondeante de los Estados Unidos.