Señor director:

Los perros vagos ya no son sólo un problema de animalistas. El abandono y la tenencia irresponsable son circunstancias graves de maltrato animal, y cuestionan nuestra calidad ética. Basta recordar las denuncias de abusos sexuales a perros callejeros, a cuadras del Congreso, en abril pasado. Pero el tema no se agota allí.

Organismos del Estado y la comunidad científica han señalado que los perros abandonados y mal mantenidos desarrollan comportamientos instintivos, depredando ganado y especies de fauna silvestre. Pequeños ganaderos han reportado pérdidas del 50%, y la industria láctea ha estimado pérdidas por US$12 millones al año. Por otra parte, más de 158 especies nativas han sido afectadas, y la depredación de pudúes y especies en peligro de extinción como el huemul es frecuente.

También es un problema de salud pública. En 2015 se registraron 59 mil ataques a niños y adultos. En Santiago se estima que se producen 151 toneladas de fecas al día, y ya existen estudios que corroboran la contaminación de plazas públicas con huevos de parásitos de perros capaces de infectar a las personas.

Si bien hay un plan de esterilización del gobierno, éste considera un periodo de operación muy corto y proyecta un número muy reducido de animales esterilizados en relación al total.

Necesitamos una ley de tenencia responsable con una fuerte base técnica, que penalice el abandono y el maltrato. Dicho proyecto se encuentra en trámite legislativo desde 2009, y actualmente está varado en una comisión mixta que no ha sesionado en 13 meses. En entrevista publicada por este medio el domingo, el presidente de la Comisión, Guido Girardi, culpa al Ejecutivo de no haber hecho las indicaciones correspondientes. El hecho es, sin embargo, que a siete años de haber ingresado el proyecto, Chile aún no cuenta con una ley que penalice el maltrato y el abandono, y que contribuya a controlar la población canina flotante.

Nuestra irresponsabilidad está escalando hacia una crisis de salud pública de una magnitud que nuestras autoridades no alcanzan a dimensionar.

Diego Montecino

William San Martín

ConScientiaGroup.org