Como siempre, en el Monumental, unos 30 hinchas de Colo Colo esperaban afuera del estacionamiento a los jugadores para pedirles autógrafos o simplemente una firma en la camiseta.

Ya se había ido la mayoría del plantel del Cacique cuando por el portón salió el árbitro Franco Arrué, apuntado ferozmente por el técnico Pablo Guede, quien pidió que le enseñaran matemática para que aprendiera a sumar, descontento con los cinco minutos que adicionó al final del partido. El DT pedían mínimo ocho.

En ese instante, los aficionados que esperaban libremente afuera del estacionamiento identificaron a los jueces y de inmediato comenzó una lluvia de insultos hacia ellos. Algunos le pegaron al auto, mientras que otro le lanzó agua al vehículo.

El auto del árbitro se detuvo unos segundos al recibir el líquido, pero al ver lo caldeados que estaban los ánimos prosiguieron la marcha. Fue recién en ese entonces cuando llegó personal de seguridad de Blanco y Negro para pedirles tranquilidad al grupo de simpatizantes y evitar que la situación pudiera pasar a mayores.