El terremoto de 6,3 grados en Christchurch, Nueva Zelandia, en que fallecieron al menos 160 personas costará a las compañías aseguradoras entre US$ 6.000 y US$  12.000 millones, indicó hoy una de las principales aseguradoras del mundo, Swiss Re. La firma manifestó que ellos esperan reclamaciones por valor de unos US$ 800 millones.

Los equipos de rescate aún buscan decenas de desaparecidos entre los escombros de los edificios derrumbados en Christchurch, al tiempo que peritos inspeccionan los edificios para determinar si son habitables o inhabitables.

Fuertes vientos entorpecieron las operaciones con ráfagas de hasta 90 kilómetros por hora que arrastraban arena, cenizas, limo y escombros, cuando las réplicas aún continúan.

La Policía comunicó en una conferencia de prensa que la lista de víctimas llegó a 160, aunque la cifra definitiva podría alcanzar las 240 por la cantidad de personas desaparecidas.

Una veintena de países tienen ciudadanos entre los muertos y desaparecidos en Nueva Zelandia, que no quiere divulgar datos hasta tener la certeza de las identidades de los cadáveres.

La Policía recibirá mañana muestras de ADN de Tailandia para determinar si varios ciudadanos de ese país están entre los cuerpos conservados en el tanatorio.

Los neozelandeses guardaron ayer dos minutos de silencio en memoria de las víctimas con las banderas a media asta.

El primer ministro neozelandés, John Key, se comprometió a reconstruir la ciudad y a crear una comisión investigadora para esclarecer por qué tantos edificios cayeron como castillos de naipes en un área de conocida actividad sísmica.

Nueva Zelandia se ubica en la falla entre las placas tectónicas del Pacífico y Oceanía y registra cerca de 14.000 terremotos cada año, de los que 100 y 150 tienen la suficiente fuerza cómo para ser percibidos.