Aunque han pasado 102 años desde su hundimiento, el Titanic aún mantiene un gran número de misterios en torno a su figura.

Uno de ellos tiene que ver con Loraine Allison, llamada también la "niña perdida", quien según los registros habría sido la única niña pasajera de primera clase fallecida en el incidente, además de su madre. Aunque sus cuerpos nunca fueron encontrados, 28 años después una mujer llamada Helen Kramer apareció en un programa de radio asegurando ser la niña, que su padre real era nada menos el diseñador del barco, Thomas Andrews -también muerto en el hundimiento- y que por consiguiente, era pariente de los Allison, poseedores de una cuantiosa fortuna.

Sin embargo, en 1940 los avances de la ciencia no eran suficientes y no se pudo comprobar su identidad. A pesar de ello, Helen Kramer continuó con su versión y la familia tendría que soportar la presión de su nueva pariente por los próximos años, hasta que la verdad fuese revelada. Todo pareció finalizar con su muerte en 1992, pero su bisnieta, Debrina Woods, retomó las demandas e inició una campaña para ser reconocida como heredera por la familia.

La historia llegó a oídos de un grupo de fanáticos del Titanic, quienes decidieron crear "The Loraine Allison Identification Project", un experimento que buscaría desvelar la verdad del caso. Luego de consultar con los Allison, comprobaron a través de un test de ADN que ni Helen Kramer ni su bisnieta poseen algún parentesco genético con la familia.

Según Tracy Oost, investigadora y fundadora del proyecto, "el único misterio que queda es conocer quién en realidad era Helen Kramer y por qué mantuvo tanto tiempo su historia", lo que por supuesto, nunca llegaremos a saber.

Fuente: The Telegraph, The Loraine Allison Identification Project