Test drive: Mercedes Benz CLC
<p>El exitoso <strong>Mercedes Benz</strong> Sportcoupé se renovó bajo un nuevo nombre, <strong>Clase CLC</strong>, mejorando la potencia de su motor, ofreciendo un diseño elegante pero más atrevido.</p>

Cuando Mercedes Benz anunció que el exitoso C Sportcoupé tenía sus días contados, más de alguno debió pensar que no sería un buen negocio dejar de producir el coche que empujó una entrada importante de personas jóvenes a la firma.
Quizás por eso es que la marca no se deshizo de él, sino que lo reinventó, cambiando lo suficiente como para que alcanzara para darle un nuevo nombre: Clase CLC. Eso sí, debido a la importancia que ha tenido en Chile, Mercedes Benz decidió mantenerle el nombre Sportcoupé.
Estéticamente, este modelo armado en Brasil mantiene la imagen identificadora del anterior, con una línea de cintura en forma descendente desde atrás y un perfil muy agresivo, a lo que suma algunos cambios notorios, entre los que destaca el frontal, que ahora toma la imagen Avantgarde de la Clase C, con una gran máscara que en el centro incorpora la estrella solitaria, el símbolo de la marca.
En la zaga, la silueta se mejora con la nueva luz de freno, ahora incluida en forma horizontal a lo largo del portalón, a lo que se suma un rediseño de los grupos ópticos.
El interior reproduce con nitidez la síntesis del concepto de auto juvenil con la elegancia histórica de la marca. Las terminaciones son perfectas, los asientos son más bien deportivos gracias al buen apoyo lateral que ofrecen, y la posición de manejo es casi tan cómoda como la que entrega un buen sedán.
Como punto en contra está la escasa visibilidad que hay a través del espejo retrovisor, lo que se entiende por el diseño de la luneta del coche. El acceso a las plazas traseras de este coupé para cuatro personas tampoco es sencillo, aunque el espacio para las piernas en esos asientos es mayor al que uno podría presumir.
Enorme respuesta en ruta
Bonito diseño y un interior que responde al concepto y a la marca, pero lo más interesante del CLC lo encontramos bajo el capó, ya que tiene que responder a la imagen deportiva de un coupé con tracción trasera.
El motor de 1.796 cc tiene novedades, pues ahora es capaz de erogar 184 caballos en lugar de los 163 Hp que desarrollaba el modelo precedente. De paso, el torque también aumentó de 240 a 250 Nm.
¿En qué se traduce ésta variación? En una sensación de mayor deportividad, conseguida gracias al perfecto acople que tiene con la caja mecánica de seis velocidades, transmisión de relaciones muy cortas y precisas y que regala una buena aceleración inicial.
En marcha y sin sobrerrevolucionar el motor (sólo a 2.500 rpm), el coche va entregando quizás su mejor rendimiento, pues derrocha potencia y capacidad de reacción, dejando en claro que ciudad y con vehículos en todas direcciones, su límite es difícil alcanzarlo. O sea, siempre queda la sensación de que puede dar más.
En autopista se puede circular en quinta marcha y tener siempre a la mano la potencia suficiente para lograr aceleraciones repentinas en caso de adelantamientos. La sexta es para un manejo más relajado y económico.
La dirección es otro punto que va en concordancia con el espíritu deportivo del vehículo, muy bien asistida para un uso urbano, y muy directa y con suficiente tacto cuando se quiere andar a alta velocidad. A algunos quizás le pueda incomodar en espacios reducidos, pero en la ruta otorga confianza.
En cuanto a la suspensión (eje delantero McPherson y trasero multilink), se siente algo dura en caminos muy disparejos y no absorbe bien los baches, alejando un poco la idea de lograr un viaje confortable.
Sin embargo, esto mismo permite más seguridad, pues se afirma de gran forma en la ruta y en curvas no muestra complejos. Eso sí, como la tentación de acelerar es alta, llega un minuto en que la tracción trasera podría derivar en algo de sobreviraje. Sin embargo, basta con acelerar un poco para evitar inconveniente y permitir que las ayudas electrónicas entren en funcionamiento.
En seguridad, vale decir que el CLC Sportcoupé es un Mercedes Benz, y por lo tanto, tiene todo lo necesario: seis airbags (frontales, laterales y de cortina), frenos ABS y control electrónico de estabilidad (ESP), entre lo principal.
PRECIO: US$ 36.500
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