El pasado lunes 13, Daniela Alvarado (17) fue a un control médico en el consultorio de Renca. Había cumplido 36 semanas de embarazo y esperaba gemelas. En el centro de salud le detectaron un alza de presión y le recomendaron ir al Hospital Félix Bulnes, donde tendría a sus hijas. Daniela regresó a su casa y arregló un bolso. Su madre y su pololo la acompañaron hasta el hospital, al que llegaron al mediodía, y luego de los trámites, se le asignó una cama tras casi siete horas de espera.
Ese mismo día, Carolina Larenas (29) y Katherine Vega (24) ingresaron al centro. Esta coincidencia no fue la única en la vida de las mujeres: ellas, junto a Gloria Futalef (44), Gisela Polanco (30) y Carolina Valdivia (40), quienes llegaron al hospital en días posteriores, recibieron, durante el tiempo en que permanecieron en este recinto, "altas dosis" del anticoagulante heparina, lo que les provocó hemorragias severas. Daniela y Gloria murieron luego de sus partos, mientras que a las demás se les extirpó el útero para detener la hemorragia.
COMIENZAN LAS COMPLICACIONES
A las 8.00 del martes, Katherine entró a pabellón. Había tenido un embarazo normal. Sin embargo, en los días previos, recuerdan sus parientes, se le detectó un alza de presión. "Decidieron hacerle una cesárea de emergencia", cuenta su hermana Silvia. Ese día a las 8.40 nació su hijo.
Casi media hora después, Carolina Larenas entró a pabellón. Su cesárea estaba programada, porque su guagua "no se acomodó" para nacer.
Ambas mujeres salieron de la intervención quirúrgica en buenas condiciones, pero al mediodía su estado comenzó a decaer. "A las 14.00, Carolina ya estaba grave", cuenta María Gutiérrez, su cuñada. "A esa hora, pasaron con ella, corriendo en la camilla (desde la sala común a la UCI). Sangraba. El médico nos dio muy pocas respuestas. Dijo que lo único que podíamos hacer era rezar", recuerda.
Ese día Carolina Larenas fue sometida a cuatro intervenciones. La última terminó a las 2.20 del miércoles, porque los médicos no podían detener la hemorragia. Algo similar ocurría con Katherine. "La volvieron a operar y le extirparon el útero", dice su hermana. "Su marido no sabe a qué hora fueron las operaciones, porque fueron muy rápido. Sólo recuerda que el miércoles, al mediodía, le explicaron que Katherine se había agravado por la hipertensión. No le consultaron nada, fue todo sin consentimiento", señala.
VIERNES NEGRO
La semana continúa. El viernes comenzó con la cesárea de Gisela Polanco, a las 8.00. A las 9.20 dio a luz a su segunda hija. Su esposo, Julio Quiñilén, la acompañó en el parto y, al mediodía, salió a comprar aros para su niña. "Cuando volví, como a la 1.00, mi señora estaba en el pabellón, de nuevo, por una hemorragia (...) En todo momento le bajaron el perfil, nunca me explicaron que era un cuadro grave", dice.
A las 11.00, Carolina Valdivia (40) fue sometida al mismo procedimiento. Su esposo José, estuvo en el parto y al mediodía fue a almorzar a su casa. Cuando volvió, a las 15.45, no encontró a su mujer en la sala común. "Me dijeron que estaba delicada de salud (...) Después vimos pasar la camilla de Gisela a la UCI. Dije 'qué suerte, no es mi mujer'. Pero a las 18.00 mis hijos ven pasar a su mamá a la UCI. Ahí comenzamos a preocuparnos", relata.
A pesar de que contaban con cuatro cesáreas que habían terminado en hemorragias, el equipo médico del hospital ingresó a pabellón a Gloria Futalef a las 16.55. Por su edad (44 años), su embarazo era catalogado de alto riesgo. Otros problemas eran su esquizofrenia y una diabetes gestacional. Gloria también se agravó. Ante esto, la madre de Daniela, Teresa Villalobos, trató de aplazar la cesárea de su hija. "Nosotros nos dimos cuenta (de los problemas) a las 15.00 del viernes. Ahí los familiares de las otras señoras nos empezaron a contar que estaban con hemorragias, graves", dice. A esa hora, señalan los familiares de las otras pacientes, "ya teníamos claro que había un problema con los doctores".
El grupo empezó a buscar a los médicos tratantes. "Que den gracias de que no los encontramos en ese momento, porque no sé lo que habría pasado si los vemos", dice Julio.
Las peticiones no fueron escuchadas. Daniela fue sometida a la cesárea a las 20.55 y el equipo médico debió lidiar, en forma paralela, con el sangrado de las cuatro madres. Gloria fue la primera en fallecer, a la medianoche. Daniela, que comenzó con la hemorragia cerca de las 22.30, fue trasladada de urgencia al Hospital Luis Tisné, a las tres de la mañana. "En el Félix Bulnes no tenían cómo atenderla (... ) Al Luis Tisné llegó con convulsiones, botando sangre por todos lados", recuerda su hermana Katherine.
Daniela falleció en ese recinto a las 6.40 del sábado. Mientras, en el Félix Bulnes se programaban las histerectomías de Carolina Valdivia y Gisela Polanco, realizadas a primera hora del sábado.
Julio Quiñilén recuerda que "llegué ese día a las 7.00 (...) La doctora de la UCI nos dijo que le iban a drenar la sangre. Pero no fue lo que hicieron: en la cirugía le extirparon el útero", relata, y afirma que no se le consultó su consentimiento.
A José, esposo de Carolina Valdivia, sí tuvieron tiempo de explicarle la intervención. Su esposa ingresó al pabellón a las 14.50. "La doctora me dijo que le iban a sacar el útero a mi mujer, porque había mucha hemorragia, No se había contraído y no sabían por qué", señala. "Me dicen ¿tú quieres a tu señora? Dije que sí y acepté la operación, acota.