El terremoto y posterior tsunami que sacudió a gran parte de Japón durante la madrugada del viernes, afectó también a la comunidad chilena residente en el país asiático. Entre ellos se encontraba Humberto Rodríguez Urzúa, chileno que vive hace ocho años en la zona, y que ha podido experimentar en carne propia las consecuencias de la tragedia. Según comentó a La Tercera, "todo se ha hecho con un orden impresionante, nadie atropella, todos cooperan y los que no, esperan pacientemente por la llegada de ayuda".

Rodríguez, que vive en la provincia de Shizouka, a unos 300 kilómetros al sur de Tokio, no puedo evitar hacer una comparación entre lo que ha vivido en las últimas horas con lo que vio, por su televisor, el 27 de febrero de 2010. Según señala, la situación "contrasta enormemente con los penosos incidentes que se pudieron apreciar en nuestro país".

Según comenta el ciudadano chileno, la zona en la que vive no fue afectada en forma grave por el sismo y el tsunami, "aparte del fuerte movimiento, con la consiguiente alarma de tsunami, la que finalmente se tradujo en una elevación de 70 centímetros", pero agrega que "siempre está latente la posibilidad de réplicas, que podrían afectarnos con mayor intensidad".

Hasta el momento, no se ha informado sobre la muerte de ninguno de los ciudadanos chilenos que habitan en Japón.