Será un 2 x 1 a pura sacudida eléctrica, amplificación exuberante y rostros frenéticos poblando las pantallas. El anunciado regreso de Arctic Monkeys a la capital, el próximo 11 de noviembre en el Movistar Arena, ya cerró la presencia de un número de apertura estelar: la banda sueca The Hives, uno de los créditos que encabezaron la estampida revisionista de principios de siglo, gracias a una fórmula que saquea tanto el glamour estético de The Rolling Stones, como los decibles a tope de The Stooges o The Ramones.
De hecho, también se trata de un retorno, ya que el conjunto pasó por el país en 2008, ante un repleto Teatro Caupolicán, y luego para la edición 2013 del festival Lollapalooza, la que incluyó una presentación extra en el Teatro La Cúpula. Para esta vez, y según indican desde la productora DG Medios, los hombres de Walk idiot walk concretarán un show de cerca de 60 minutos, en el que repasarán lo más granado de sus cinco álbumes, trayecto iniciado con Barely Legal, en 1997, y culminado en 2012 con Lex Hives.
Con estreno
Según la gira que por estos días los tiene en algunos de los mayores festivales de Europa, el quinteto descarga un espectáculo que promedia los 15 temas y que, a parte de sus singles más reconocibles, como Come on! y Hate to say I told you so, incluye una nueva composición, Two kinds of trouble, estrenada a mediados de junio en el festival RockN'Roller de Tel Aviv, Israel. La pieza podría formar parte de su próximo título, con posible estreno para 2015.
Hasta ahora, la banda sólo ha confirmado que acompañará a Arctic Monkeys en su fecha en Bogotá, pactada para el 4 de noviembre, aunque el plan es ficharlos para todo el resto del tour, el que también incluye escalas en Buenos Aires, Córdoba, Sao Paulo y Río de Janeiro.
Al menos en el caso chileno, la buena convocatoria ya está garantizada. Según reportan los propios organizadores, el evento ya despachó cerca de ocho mil entradas, más de la mitad del total de la capacidad del recinto (ver dato).
Ante ello, The Hives podría replicar secuencias como las asestadas en Lollapalooza 2013, cuando se presentaron en uno de los escenarios centrales de la elipse del Parque O'Higgins, ante un lleno absoluto y un público que saltó y coreó cada uno de sus hits.
Como recompensa, Pelle Almqvist, el frenético líder y cantante de la agrupación, intentó hablar en español durante toda la velada, desenfundó largos discursos de agradecimiento y tuvo una sincronía inmediata con el respetable. La misma postal que se repitió 24 horas antes en La Cúpula, con un show saturado de energía, desborde e histrionismo, marca registrada de un colectivo que ha hecho de la intensidad su mayor truco.