La séptima temporada de The Walking Dead comenzó, en octubre pasado, con un episodio impactante. El villano Negan (Jeffrey Dean Morgan) reunió a los once sobrevivientes y protagonistas, y tras una sesión de tortura colectiva, eliminó a dos. Primero fue por Abraham (Michael Cudlitz), y luego por Glenn (Steven Yeun), en lo que fue una de las escenas más gore no sólo de la serie de zombies, sino que de la TV.

El capítulo desató una ola de críticas a la producción, por la excesiva violencia y su uso gratuito; para muchos críticos, ese episodio representó la gota que rebalsó el vaso. El presidente del Consejo de Padres de Televisión en Estados Unidos, Tim Winter, fue uno de los primeros en alzar la voz luego de la emisión, señalando que fue "una de las escenas más gráficamente violentas que hayamos visto en la televisión". Polémica que siguió con los incendiarios comentarios de los fan en redes sociales, condenando lo fuerte de las imágenes. A lo que el productor ejecutivo de la serie, Greg Nicotero, respondió explicando que "lo que pasó en el programa estaba detallado de esa forma brutal en el comic y era necesario poner esos eventos. Yo quería capturar de manera fiel esos momentos"

Ahora, tras un descanso de meses en el estreno de capítulo, The Walking Dead estrena la segunda parte de su séptima temporada (ayer se dio en Fox Premium, hoy se estrena en Fox básico a las 22 horas). El desafío ahora para toda la producción, es reconquistar al público que enojaron, y quizás a los críticos que los abandonaron.

Aunque en Sudamérica el rating de la serie sigue siendo un éxito, como una de las producciones más vistas de la TV paga, en Estados Unidos, tras el inicio de la polémica séptima temporada, la audiencia ha disminuido. El ya mencionado primer capítulo fue visto por 17 millones de televidentes en Estados Unidos, el segundo por 12.5 millones de personas, y ya para el quinto capítulo los números cayeron de forma abrupta, y solo 11 millones de personas sintonizaron el final de mitad de temporada el 11 de diciembre del año pasado, lo que significó un 35% menos de audiencia respecto de la primera entrega.

Para estos nuevos ocho episodios, los productores de la serie ya anunciaron que bajarán los niveles de violencia. "Este no es un show morboso sobre la tortura. Queremos asegurarnos de no cruzar esa línea", aseguró la productora Gale Anne Hurd. Ahora se verá al grupo preparándose para la guerra, y reclutando gente para vencer al súper villano Negan.