En 2009, una causa judicial por un divorcio, una pensión de alimentos o una tuición demoraba en promedio 323 días en llegar a término, es decir, más de 10 meses. Sin embargo, hoy la duración de esas tramitaciones se redujeron de forma considerable en cinco años.

Según un registro elaborado por el Poder Judicial, estas mismas causas tardan actualmente 77 días en promedio: más de dos meses. Así, la reducción de los procesos que se clasifican como de tipo contenciosos, bajaron su tiempo de tramitación en 246 días, lo que implica una reducción de un 76% (ver infografía).

Estos casos son sólo un ejemplo de los diferentes tipos de causas que también tuvieron una baja en el período de tramitación.

En el caso de las adopciones, en 2009 los procesos duraban en promedio 212 días, llegando a 110 en 2014, lo que significa una reducción de un 48%. Sin embargo, la baja más importante se generó en los casos de infracciones a menores de 14 años, donde de 271 días, el tiempo de tramitación se redujo a 28, lo que significa una disminución de un 89,6% en cinco años.

En total, el período de vigencia de las causas de familia bajaron de 254 días a 56, es decir, 198 días menos, lo que implica una baja de un 77,9%. Esto se traduce en que pasó de ocho a dos meses el tiempo que se demoran los jueces en resolver los procesos.

En 2006, en medio de la polémica por el colapso que experimentaron los tribunales de Familia, Cristián Riego, profesor de Derecho de la Universidad Diego Portales, junto a un grupo de investigadores, realizó un estudio donde detectó una serie de falencias en su funcionamiento.

En paralelo, la Corte Suprema decidió mejorar la gestión de estos tribunales y en 2008 anunció una serie de reformas a los procedimientos de tramitación de este tipo de causas.

En este trabajo participaron la Corporación Administrativa del Poder Judicial y el juez a cargo de la Unidad de Apoyo de la Reforma de los Tribunales de Familia, Héctor Carreño.

En esa ocasión, tras el estudio del funcionamiento de los juzgados y la gestión para el desarrollo de las causas, se detectó que en algunos tribunales de familia, los tiempos de espera llegaban a los nueve meses.

En ese sentido, Riego reconoce hoy que existe "una baja bastante sustantiva de los tiempos. Cuando la reforma se implementó estaba llena de problemas, no se cumplían los tiempos previstos. Pero la Corporación Administrativa del Poder Judicial (junto a comisión) a cargo del ministro (Héctor) Carreño, le dieron seguimiento a este asunto y lograron que se implementara un plan para mejorar la gestión".

Las razones

Para Cristián Lepín, profesor de Derecho de familia de la Universidad de Chile, la caída en la duración de estos procesos tiene una explicación.

"Se debe a los modelos de gestión implementados por instrucciones de la Corte Suprema, donde a través de un plan especial de los tribunales de familia, donde se trabajó fuertemente con el estudio de las causas y con la clasificación de las mismas", indicó.

El académico explica que se estableció una agenda para las causas acorde a los requerimientos, "lo que permitió que las audiencias que estaban programadas se realizaran y eso fuera descongestionando la gran cantidad de causas que existían en los tribunales de familia, reduciendo los plazos".

Rodrigo Calderón, presidente Asociación de Abogados de Familia, señaló que "es efectivo que hay una disminución importante, lo que se refiere al tiempo que en primera instancia tardan los juicios, comparado con lo que ocurrió en los primeros años de la entrada en vigencia de los tribunales de familia".

Según Calderón, "esto se debe a que se establecieron las metas de gestión. Además, se clasifica previo a las audiencias la complejidad de las materias debatidas en cada proceso, es decir, no debe darse el mismo tiempo para un divorcio de común acuerdo -donde se tramitan varias materias conjuntamente-, que una pensión de alimentos y visitas, con cuidado personal que es de las materias más complicadas".

Sin embargo, el abogado manifestó que "si bien esto ha sido positivo, se han generado incentivos perversos. En términos bien simples, a veces los jueces no se toman todo el tiempo que se requeriría para fallar una causa compleja o, por otro lado, se ve en las audiencia que se insiste en demasía en que las partes arriben a un acuerdo de forma muy forzada, porque al tribunal lo califican mejor si ha terminado mayor cantidad de juicios en un período".