Las Tierras Altas o Highlands de Escocia producen amor a primera vista. Su paisaje es tan sutil, luminoso y delicado que es imposible no sentirse atraído. Las praderas y tupida vegetación se van pintando de un verde intenso a medida que el bus avanza rumbo al norte. Atrás quedan la capital, Edimburgo, y las planicies, para dar paso a las cumbres nevadas. La puerta de entrada a los Highlands es la ciudad de Inverness y, su corazón, es el mundialmente famoso lago Ness, escenario de uno de los más grandes misterios sin resolver.
Son cuatro horas y media en bus hasta Inverness, hasta donde llegan muchos turistas que vienen a conocer más acerca de Nessie, el monstruo del Ness. Nuestra idea es conectar inmediatamente con Drumnadrochit, un pequeño pueblo de 900 habitantes ubicado a 25 km de distancia y epicentro de las actividades en torno al lago. El autobús se detiene luego de 15 minutos enfrente del Loch Ness Monster Exhibition Center, donde se explica la historia del lago, sus misterios, hay un pequeño museo y un animado local de venta de souvenirs. Muy cerca de allí se ubica el Drumnadrochit Hotel, bed and breakfast familiar, con excelente cocina regional.
Antes de que caiga la noche, visite el popular Loch Ness Exhibition Center, antes llamado Ness 2000, a un costado del hotel. Se trata de la mejor de las dos atracciones que giran en torno al monstruo, debido a que cuenta con exposiciones con bases científicas e históricas, permitiéndole a uno sacar sus propias conclusiones sin prejuicios. La entrada (5,95 libras) permite acceder a una secuencia de filmaciones originales sobre avistamientos de Nessie y exhibiciones de equipamiento submarino utilizado para intentar avistarlo.
UN CASTILLO DE PASADO VIOLENTO
A la mañana siguiente nos enfocamos en las actividades lacustres. La primera parada es el Castillo de Urquhart. Se trata de las ruinas de lo que alguna vez fue un recinto ocupado durante siglos por escoceses e ingleses. Un pasado turbulento que tuvo su fin en el siglo XVII, cuando estos últimos lo destruyeron para evitar que fuera ocupado nuevamente por sus vecinos del norte. Hoy, una de sus torres aún se mantiene firme en pie, como queriendo monitorear día y noche lo que sucede en las profundidades del lago. Es, además, el monumento histórico más importante de la zona y constituye una visita obligada, pues es aquí donde se tiene la vista más atractiva de los alrededores. Prepare la cámara. Muchos, incluso los más escépticos, no pierden la esperanza de fotografiar a la leyenda más famosa de Europa.
Otra atracción es navegar por el lago para apreciar el castillo y Drumnadrochit desde el mejor ángulo. Nessie Hunter ofrece tours de una hora. Las lanchas están equipadas con GPS, radar y cámaras submarinas (desde 10 libras). Visite Fort Augustus, pintoresca villa en el extremo sur del lago, con tiendas y pubs donde venden Caledonian Deuchars, una de las mejores cervezas escocesas.
Inverness nos vuelve a recibir al anochecer, luego de dos jornadas junto al lago. Dé una vuelta por su castillo (1847), que hoy es un tribunal, y la Catedral gótica. Y una cena en el Contrast Brasserie, antes de partir rumbo al sur, constituye la mejor opción, la especialidad: cordero con salsa de curry. Así, nos despedimos de los Highlands, tierra que sin recibir grandes hordas turísticas, logra la admiración de los visitantes más exigentes.