Tim Judah es un destacado escritor y periodista británico. Ha trabajado para la revista The Economist y el diario The Times, cubriendo la guerra en Kosovo y el conflicto en el este de Ucrania. En conversación con La Tercera analiza cómo ha cambiado el rol de Rusia a 25 años de la caída de la Unión Soviética y también la gestión de Vladimir Putin.
¿Cómo evalúa la influencia de Rusia en la actualidad?
En los últimos años Rusia ha tenido un gran regreso, en términos de influencia, de proyectar poder y cómo se le considera en el mundo. Obviamente es algo que tenemos que tomar muy seriamente en Occidente, pero no hay que exagerar, porque Rusia no es tan poderosa como alguna vez lo fue la Unión Soviética, pero tampoco es insignificante. Ciertamente hay gente que dice que tiene el tipo de influencia que hubiera tenido el imperio de los zares, con una gran influencia en Europa, Europa del Este y parte de Medio Oriente. Es por eso que no hay que exagerar, pero tampoco se puede decir que no tiene influencia.
¿Cuál cree que son las intenciones de Putin, ya sea en las ex repúblicas soviéticas como en Medio Oriente?
Creo que el interés primordial de Putin es él mismo y va hacer lo que sea bueno para él. Creo que lo que ha hecho, de forma inteligente, de mover el foco, porque en los últimos 25 años de lo único que la gente se preocupaba era de la situación económica. Ahora la gente no está preocupada de eso y les preocupa la grandeza de Rusia. Es el mismo mensaje que ha transmitido Trump, con 'hagamos que Estados Unidos sea grande de nuevo'. En este caso sería: Hagamos Rusia grandiosa de nuevo y cómo la gente se siente bien por ser rusa. Después de la caída de la Unión Soviética sintieron que no los trataban con respeto y ahora se ha restaurado ese respeto. Creo que ese es el principal objetivo de Putin. Porque su principal objetivo es cuidarse a sí mismo, cuidar su poder, su riqueza, la gente que lo rodea.
¿Cómo cree que será la relación que mantendrá Putin con Trump?
Esto es muy impredecible. Trump es una persona impredecible. No tenemos idea. En este tiempo Trump ha dejado claro que tiene una actitud amigable hacia Putin, toda la gente que ha nominado han sido amigables con Rusia. Nadie sabe lo que ocurrirá, quizás Putin trate de tomar ventaja de esta amistad.
¿Está de acuerdo con la afirmación de muchos analistas que estamos entrando en una nueva Guerra Fría?
Eso tiene sentido, hasta cierto punto. Ha habido una competencia de poder y de ideas, de proyección de ideas, como el comunismo y justicia social. Pero ahora ocurre lo opuesto, hay una narrativa de extrema derecha, tradicionalista, conservadora, valores religiosos, una actitud anti gay, anti musulmana. Es la típica actitud patriarcal, paternalista, nacionalista. Eso es algo que hemos visto aquí en Reino Unido, Hungría, Francia, Italia, y Putin es uno de los ejemplos de esta tendencia. Aunque en Estados Unidos también está ocurriendo si se considera la elección de Trump.
¿Cómo las ex repúblicas soviéticas han debido lidiar con su identidad teniendo la sombra de Rusia?
Esto es muy importante, no hay que olvidar que tienes unos Estados más bien débiles, con identidades relativamente débiles en Asia Central y tienes lugares donde la identidad es firme como Georgia. En general existe una sombra rusa en las ex repúblicas soviéticas y no es menor, porque el ruso es el idioma de los libros, de la televisión, de la elite; es el idioma que hablan entre ellos. Incluso si no hay una dominación activa, sí hay una influencia predominante a través del lenguaje.
¿Cree que Putin toma ventaja de esto?
No creo que tome más ventaja que cualquier otro líder ruso. Cualquier líder haría lo mismo: usar todo lo que tiene en favor del interés nacional.