En la Base Aérea El Bosque, de la Fuerza Aérea de Chile, el rugido de aviones se mezcla con estruendos de armas. Y muchas veces, los disparos en un recinto militar pueden venir de una escopeta deportiva. Como la de Francisca Crovetto (26), tiradora al vuelo del Team Chile, clasificada al tiro skeet de los Juegos Olímpicos de Río.
La cancha de tiro posee ocho puntos de disparo en una medialuna, entre dos casetas que arrojan platos al aire. Y cuando levanta la escopeta y aprieta el gatillo, es difícil fijarse en detalles. Todo pasa en milésimas.
"Se trabaja el ojo, la velocidad del encare (la posición de disparo), dónde encaro, dónde tomo el plato que se lanza, y todo pasa en menos de un segundo", plantea la skeetera, que entrena su técnica cinco o seis días a la semana, disparando entre 75 y 300 cartuchos diarios según el período del año.
En cada tiro, ojo y mente van unidos. Por eso, el factor psicológico también es clave para su desempeño. "La concentración y fuerza mental se dan mucho con los años de práctica y competencia, y trabajo con un psicólogo deportivo. Además, practico meditación en las noches. Me siento por unos 15 o 20 minutos, con ojos abiertos y luces prendidas, sin música, concentrándome en mi respiración", dice.
Una mirada superficial da la impresión de que sólo entrena disparos. Pero su disciplina abarca más de lo que el ojo ve en cada tiro. Con su escopeta de tres kilogramos apoyada en su mejilla y hombro derecho, el efecto de látigo de su arma hecha a medida muestra la importancia de su preparación física.
"Un golpe en el hombro es de 1,2 toneladas de fuerza, y a veces me duele el cuello, la espalda, el hombro... Tengo hiperlaxitud (mayor distensión en partes móviles del cuerpo, y por lo tanto más fragilidad), y este deporte puede provocar lesiones cervicales. Por eso hago ejercicios de cardio, tren superior y fuerza, para prevenir dolores y controlar la presión", explica Crovetto, quien trabaja su físico cuatro veces a la semana y cuenta con entrenador, preparador físico, kinesiólogo y nutricionista.
A lo largo de sus 13 años en competencia, su entrenamiento no sólo la impulsó a mejorar sus marcas. Su récord en competencias nacionales es de 74 aciertos en 75 disparos, y a nivel internacional es de 73 aciertos en la Copa Sudamericana de Lima de 2015, pero también es la única deportista del tiro al vuelo nacional clasificada a Juegos Olímpicos por desempeño en cancha y no por tarjeta de invitación.
Su foco en el deporte también la movió a estancar parte de su vida para avanzar en otra, al congelar sus estudios de Ingeniería en Biotecnología Molecular en 2011 y asumir el liderazgo del Team Chile hace dos años. A lo cual se suma su labor dirigencial en DAR Chile (Agrupación de Deportistas de Alto Rendimiento de Chile).
"El rol es muy bonito. Se trata de incentivar a mis compañeros, generar cohesión en el equipo, hacer que marcas y empresas privadas se fijen en nosotros y que personas naturales quieran asociarse al equipo. Participo de reuniones con auspiciadores, informo sobre temas de mis compañeros, transmito el parecer de ellos al Comité Olímpico, entre otras cosas", describe.
"He marcado precedente al dedicarme al tiro en Chile. La gente siempre había intentado conciliar trabajo o estudios con el deporte. Yo hice una apuesta", expresa Fran, quien se ha destacado en un ambiente muy masculino. "Cuando comencé habían cinco o seis mujeres conmigo, y soy la única que queda de esos inicios. Hay algo que no hace muy acogedor a este mundo para las mujeres", plantea.
Y haciendo justicia al rol preponderante de la escopeta, la capitana de los seleccionados nacionales vivirá un vaivén entre Santiago e Italia para agudizar aún más su precisión. Tras romper 69 platos (más siete en el shoot off de desempate) y terminar octava en el Grand Prix de Chipre, en marzo, disputará este sábado el Gran Premio de Todi (Italia) y la Copa del Mundo de San Marino el 9 de junio.
Su foco es cada vez mayor, pues faltan cada vez menos platos para encarar el certamen carioca.