En las primeras seis fechas de las Eliminatorias, Brasil acumulaba nueve puntos y estaba afuera de la zona de clasificación para Rusia 2018. Sólo tenía dos triunfos, tres empates y una derrota frente a Chile. Dunga fue despedido luego de una penosa Copa América Centenario y el nombre de Tite, una referencia a nivel local, fue el aclamado para subsanar los efectos del nuevo fracaso del ex capitán del Scratch, quien ya había tenido un pobre desempeño en Sudáfrica 2010, donde fue apenas cuartofinalista.
Con el ex técnico de Corinthians, con el que ganó la Copa Libertadores 2012, Brasil tuvo cambios claves. El que se notó inmediatamente fue en el estilo de juego. Ahora, la Verdeamarela goza del estilo libre, de toque y de precisión que gozaba de antaño, antónimo de la rigidez táctica que buscaba imponer Dunga.
Tite le dio más cabida a la juventud. En un puesto donde Brasil evidenciaba carencias desde hace por lo menos cinco años, Gabriel Jesús, delantero de Palmeiras de sólo 19 años, fue la solución. En su debut ante Ecuador ya dio luces de que era el indicado, al marcar dos goles en la altura de Quito. El ariete, cuyo pase pertenece a Manchester City, ya acumula cinco anotaciones en Eliminatorias y le solucionó un problema complejo al Scratch.
Además, Tite encontró, además de Gabriel Jesús, en Phillipe Coutinho a otro socio ideal para Neymar. El mediapunta del Liverpool ganó la confianza que no tenía con Dunga y está explotando en Brasil su gran momento en la Premier League. Y pese a las críticas previas, ha hecho una apuesta que le ha dado resultados: Paulinho y Renato Augusto, dos volantes que se desempeñan enel fútbol chino, se han transformado en inamovibles para su mediocampo. Defensivamente, desaparecieron David Luiz, Gil y Thiago Silva para consolidar en la zaga a Marquinhos y Miranda.
El resto es una base de nombres parecida a la que se usaba anteriormente, pero descomprimida y con rendimientos que se han elevado. Se nota un equipo relajado. Tite ha cambiado de capitán en todos los partidos de las Eliminatorias y para nadie es fuente de conflicto. Brasil ahora mira a todos para abajo gracias a una racha de seis victorias consecutivas, con 20 goles a favor y apenas uno en contra. Genera así el entusiasmo de una torcida que estaba desencantada, que ya se siente en Rusia 2018.