A diez cuadras de Puerto Madero, a 15 del Obelisco y a 20 de la Bombonera, hay un flamante campeón que camina como si fuese uno más por la avenida San Juan, a menos de 100 metros de la 9 de Julio. Es el arquitecto de un Colo Colo que supo aliarse con la gloria. Es Hugo Tocalli, en pleno Buenos Aires y junto a La Tercera. Para repasar, para contar, para proyectar sueños ahora internacionales.
¿Cuánto le costó llegar a lagloria?
Sin duda que me costó muchísimo. De entrada nomás, todo se complicó. Con Curicó, se lesionó el "Chino" Millar, no me pudo jugar por cuatro partidos. Volvió, lo suspendieron y no lo tuve por otros dos. En la defensa también tuve que cambiar mucho. Hasta que pude armar todo, me costó y las cosas se me hicieron difíciles. Pero pudimos balancear el equipo gracias a los jugadores, que tuvieron una voluntad tremenda, que son grandes hombres y que aparecieron en los momentos más difíciles. Gracias al temple de ellos, sacamos esto adelante.
¿Sufrió mucho? ¿Fue muy duro?
Sufrir no sé, creo que no. Porque del chileno, en Santiago, en la calle, nunca encontré un insulto.
¿Ni siquiera el mínimo maltrato?
Ni siquiera eso. Jamás, jamás. En la cancha, sí, pero eso es lógico. En la calle nunca una agresión, un insulto, nada. Soy un agradecido a la gente de Chile porque me trató muy bien. El tema es que a mí me daba vergüenza salir a la calle. Había llegado a un club grande y no lo podía encaminar.
Una cuestión de orgullo...
Claro, por orgullo. No era por miedo a que me insultaran ni nada de eso. Veía que el equipo en la semana trabajaba muy bien, pero no lo podíamos plasmar en los partidos. Eso me daba mucha bronca y mucha vergüenza.
¿En quiénes se apoyó en los peores momentos?
Me apoyaron mucho el directorio y los jugadores, que en cada charla que teníamos me demostraban el deseo de salir adelante. Así fui pasando momentos que fueron muy difíciles, al punto que no me faltó mucho para dejar Colo Colo. Por suerte lo encaminamos.
¿Es verdad que a los dirigentes les prometió que renunciaba si en los partidos con Ñublense y con la "U" no salían las cosas?
Jamás hubo un límite de dos partidos. Lo que sí yo sabía es que si en esos dos partidos no podía encaminar las cosas y no encontrábamos un buen resultado, me iba. Se dijo que me quedaba porque tenía que cobrar mucha cantidad de dinero por todo mi contrato. Y eso nunca fue así. Si yo me iba, sólo pensaba cobrar hasta el último día de trabajo. Esto se los había dicho a los dirigentes. Por suerte, el directorio se portó muy bien conmigo, se quedó muy tranquilo cuando les dije eso y lo dimos vuelta.
¿El arranque en Colo Colo fue la etapa más dura que vivió desde que es entrenador?
Como entrenador sin duda que fue lo más duro que me tocó vivir.
¿Necesitaba demostrarseque era más que un técnico de juveniles?
Yo estaba convencido de lo mío, siempre lo estuve. Pero sé que se decía que era sólo un técnico de juveniles, que me faltaba experiencia. También, al llegar a Colo Colo, la prensa decía que iba a encontrar un vestuario muy complicado, pero era todo lo contrario.
¿Cuál fue la estrategia para manejar el vestuario?
Hablarles muy claro desde el primer día, muy de frente. Contarles cuáles eran los pasos que íbamos a ir dando. No fallarles como persona. La responsabilidad cuando las cosas no salían era mía.
¿Con este título siente que ya se ganó al hincha?
Yo sé que el fútbol me dice que tengo que dar vuelta la hoja y que el 27 debo empezar la segunda etapa en Colo Colo.
Pero el campeonato ganado le otorga un plus.
Sin duda que es diferente a lo que me pasaba antes, pero tengo que seguir pensando en que esto ya pasó. Todo es muy rápido. Ahora se viene un campeonato sin playoffs y una Copa en la que nos tocó un grupo muy difícil.
¿Colo Colo que es hoy para usted?
Uno de los mejores clubes de Sudamérica, el lugar que me da una alegría tremenda. Ojalá ahora yo pueda darle lo mismo a Colo Colo a nivel internacional.