"Todo pasa": la historia del anillo que caracterizó a Grondona

El fallecido presidente de la AFA uso, desde mediados de la década de 1990 y hasta la muerte de su esposa en 2012, una sortija con una leyenda que fue su frase de cabecera.




"Todo pasa".

Mano izquierda. Dedo meñique. Anillo de oro macizo. Un razgo identificatorio.

Si había una característica en Julio Humberto Grondona, eso era la sortija que llevaba, desde mediados de la década de 1990, el fallecido presidente de la Asociación de Fútbol Argentina.

"Todo pasa" era su lema. Aunque no lo fue siempre...

El 16 de junio de 2012, se lo sacó.

A causa de un cáncer que sufría desde hace tiempo, Nélida Pariani, la mujer de "don Julio", falleció ese día, luego de estar internada en una clínica y conectada a un respirador artificial. La que había sido su compañera por más de medio siglo, moría a los 76 años. La había conocido cuando el dirigente aún no adquiría notoriedad y administraba los destinos de la ferretería familiar, en el barrio de Avellaneda. Toda una vida juntos.

"Esto no pasa más", dijo Grondona. Y se sacó el anillo. Según propia confesión, fue lo primero que hizo al partir Nélida. "Esto no pasa más", repetía.

El hombre, duro, se quebraba. Momento clave en los últimos años del malogrado presidente de la AFA.

La historia del anillo que caracterizó a Gondona forma parte de la leyenda. Una de la que el dirigente se enteró en un viaje a Egipto, hace unas dos décadas.

La historia de la argolla se retrotrae al año 1.300 AC. Ramses II era el rey del Imperio Egipcio. Pese a su poder, el monarca no estaba contento con el devenir de su vida, y decidió iniciar un proceso de instrospección, ayudado por un sabio. Tras largas reflexiones, análisis y conversaciones, el erudito le entregó un presente al rey, para que iluminara su camino. Se trataba de un anillo. "Tiene grabada una inscripción en el lado interior", le dijo, dándole como misión que, cada vez que se encuentre triste o sin fuerzas, mire la leyenda inscrita en la sortija. Y que también repita la escena cuando esté feliz.

La frase que escondía el anillo era: "Esto también pasará".

Grondona leyó la historia de Ramses y decidió ponerse en el dedo meñique de su mano izquierda el famoso anillo con dos palabras contundentes que marcaron su camino: "Todo pasa".

La argolla de oro macizo se la regaló su amigo Noray Nakis, uno de sus leales compañeros de ruta dentro el fútbol, histórico presidente de Deportivo Armenio y actual vicepresidente de Independiente.

El propio Grondona explicó, alguna vez, por qué decidió cambiar la frase original a la que él lucía. "El faraón coqueteaba con dos chicas, y mandó a hacer dos anillos iguales, para que ambas pensaran que habían sido elegidas como la más linda de su harem. Alguien le preguntó a Ramses qué pasaría si las chicas se llegaran a cruzar y veían el anillo, a lo que el faraón respondió: 'todo pasa'", dijo.

"Me gusta esa filosofía para enfrentar los problemas reales, y los que muchas veces inventan, y así evitar decir algunas cosas que, en mi boca, siempre tienen mucha más trascendencia", argumentaba.

La frase terminó siendo una suerte de slogan de Grondona. Un concepto. Una forma de vida. Apoyado en ella, vivió los momentos de gloria de la selección argentina, pero también algunos sonoros fracasos. Llegó a la AFA de la mano de la dictadura militar y luego, siendo radical, se mantuivo firme en el cargo más allá de quien ocupara el máximo cargo en la Casa Rosada. Eligió a César Luis Menotti para que se mantuviera en el banco de su selección, pasando luego por Carlos Salvador Bilardo, Daniel Alberto Pasarella, Marcelo Bielsa, Diego Armando Maradona hasta llegar a Alejandro Sabella. Todo pasa. Incluso entrenadores de estilos totalmente diferente. Todo pasa. Todo. Menos la muerte. Eso no pasa más. Y Grondona lo coprendió en el momento adecuado.

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