Todos a clases de cocina

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Japonesa, thai, árabe. De pan, pasteles o parrilla. Saludables o calóricas. Con chefs famosos o cocineros aficionados. Por moda, para probar sabores o para conocer gente nueva, muchas personas encuentran en las ollas, sartenes y cucharones un espacio para aprender.




En la película -dirigida por Clint Eastwod- Hereafter, el personaje de Matt Damon trata de llenar los vacíos de su solitaria y tormentosa vida con un curso de cocina en el que conoce a una mujer en una situación similar. Más allá de esta historia, que a medida que avanza el filme se va por otro lado, lo cierto es que esto de gente que no tiene mayor relación con la cocina tome clases es algo que en Chile ha crecido mucho y tiene un interesante nicho.

Si bien las clases de cocina empezaron a popularizarse hace ya algunas décadas, el mercado se ha ido sofisticando: ya no se trata de cursos básicos para aprender algunas recetas para batírselas sino que las hay muy variadas y específicas y en espacios especialmente diseñados con el fin de enseñar.

De hecho, no son pocos los chefs de conocidos restaurantes que se guardan una noche de la semana para dictarlas y varias tiendas del rubro gastronómico –y hasta restaurantes- han creado áreas para desarrollarlas. Así las cosas, mientras algunas personas tras el trabajo van al gimnasio, al cine o salen de copas con los amigos; otras se ponen un delantal y siguen atentamente las receta.

Lo que hay

Una búsqueda en internet o en las redes sociales basta para darse cuenta de que las clases de cocina abundan en Santiago. Una de las pioneras en profesionalizarlas fue Verónica Blackburn que cuando instaló su tienda en Alonso de Córdova en 1998 incluyó un gran espacio para dictar sus célebres talleres. Tras su muerte el lugar sigue funcionando y prácticamente todos los días hay una clase distinta: jornadas de comida thai, panadería, comida callejera, pizzas y hasta un taller de maridaje. Algo parecido ocurre en Kitchen Club de Avenida Kennedy, un amplio lugar equipado para hacer eventos gastronómicos como lanzamientos de productos y que también ofrece alternativas para aprender casi todos los días de la semana.

En Ñuñoa el salón de té Etienne Marcel enseña sábado por medio a elaborar el tradicional y colorido macarón francés, mientras que en la Casa de Oficios, en el Barrio Italia, se puede aprender –entre varias otras materias no sólo relacionadas con la gastronomía- de elaboración de quesos, yogurt, embutidos o pan.

Los recién llegados Weber, una marca de parrillas estadounidenses, instalaron una tienda en Nueva Costanera con un área habilitada para cursos de –obviamente- asados. "Queremos que nuestros clientes puedan aprender a usar sus parrillas hasta límites no imaginados", dice Carlos Morales, representante de la marca.

En los tres locales del restaurante Coquinaria, en Vitacura, Las Condes y La Dehesa, hay una vez por mes las Coquicatas, una especie de charla-degustación en la que explican cómo se preparó la comida, se responden dudas y se entrega una carpeta con todas las recetas que se presentaron. Mientras tanto, en su afán de difundir su cultura, el Instituto Cultural Chileno Japonés, da cursos de sushi "a personas que deseen aprender la legítima receta japonesa, con su sabor y estética clásica".

A todo eso se suman varias docenas de clases particulares de cocineras conocidas y no tan conocidas desde distintas miradas y enfoques. Por ejemplo, están los talleres que dicta en su casa en Ñuñoa la artista y cultora de la alimentación sana Connie Achurra de Picoteo Vegetariano, Cocina sin Gluten y Golosinas saludables. "Llegan muchas mamás y abuelas con la necesidad de cambiar la dieta familiar a propósito de alergias o intolerancias a ciertos alimentos y también algunos hombres recién diagnosticados con patologías como resistencia a la insulina o hígado graso".

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Clases de todo y para todos

Tan variado como el mercado son los alumnos. "Hay hombres, mujeres, viejos y jóvenes", explica el chef Mathieu Michel, quien realiza diferentes talleres en el showroom de la marca Miele –de la que es embajador- y en otros lugares.

Josefina Herrera es profesora de historia y junto a un grupo de amigos tomó hace algunas semanas un curso de comida thai organizado por www.cocinatee.com, un sitio a través del cual se organizan talleres de cocina a domicilio, generalmente a grupos. "Fue un experiencia muy entretenida, porque aprendes a hacer cosas nuevas o tips que no conocías y que son aplicables incluso en otros tipos de cocina, también fue un buen rato con los amigos", explica Josefina. Paolo Colonello es ingeniero y uno de los fundadores de la empresa de desarrollo tecnológico Blue Company. Pero también es amante de la buena mesa y el año pasado quiso aprender a fabricar sus propios quesos en casa, por lo que tomó un curso en la Casa de Oficios. "En una hora y media tenía una mozzarella que no tiene nada que envidiarle a la de un buen restaurante de comida italiana", explica contento.

Poly Silva es administradora pública, trabaja en el gobierno y ha hecho varios cursos de pan, algunos en Valparaíso y otros en Santiago. "El pan industrial me hace pésimo, por eso quise aprender a hacer el mío", cuenta. Otra que se inclina por el pan es la montajista Titi Viera Gallo, quien el año pasado estuvo en un taller en La Panadera, un local de calle Condell. "Me encanta cocinar, me relaja y me entretiene. Además, siempre estoy leyendo cualquier nota que aparezca en los medios acerca de alguna picada nueva, un restaurante o un local para comprar. Y como lo que más me gusta comer es pan, decidí inscribirme en un curso", dice.

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Pero hay más

"La gente quiere saber más sobre cocinar y quiere aprender a sacarles más partido a los implementos de cocina que en muchos casos ha ido adquiriendo", cuenta Mathieu Michel y agrega: "Ahora es cool y hasta sexy cocinar, por eso yo creo que también hay interés en aprender a hacerlo o perfeccionarse en ciertas técnicas".

Sin embargo, no se trata sólo de eso. "Buena parte del éxito de este tipo de clases es que son una respuesta natural al fenómeno de la cocina como una tendencia altamente presente en los medios, en programas como MasterChef en televisión abierta, Chef's Table en Netflix o algunos canales de cable que tienen una parrilla de espacios muy marcada por esta temática", explica el sociólogo de la Universidad Alberto Hurtado, Ricardo Mena.

No hay que olvidar que gracias al crecimiento de la oferta de restaurantes y productos los chilenos se han abierto a nuevos sabores y son más curiosos, y en ese contexto los talleres de cocina les permiten probar cosas nuevas o replicar sabores que les gustan.

Pero, según Mena, es bastante probable que detrás de este interés también haya algo más que hambre: "La gente está buscando sociabilizar, conocer nuevas personas, entretenerse... y estas clases pueden perfectamente ser un medio para lograrlo y una alternativa para conectarse con otros círculos distintos a los más próximos del trabajo o la familia y conocer gente con intereses afines".

Titi Viera-Gallo concuerda: "En el fondo lo que quiere la gente es estar con el otro, con un otro que comparta algo externo. Y esa manera de estar no tiene que ver con estar con la familia o los amigos. Tiene más que ver con la forma en que antes se estaba –por ejemplo- en un partido político. O sea. Rotas las dinámicas sociales asociadas a los partidos, el ser humano colectivo se quedó con pocos espacio para compartir, pocos momentos sociables externos a la intimidad".

Algunas fechas y precios

- Taller longanizas caseras, 12 de agosto, 10:30 a 13:30 H.,

- Taller ñoquis, 21 de agosto, 18:30 a 21:30 H.

- Taller conservas dulces y saladas, 23 de agosto, 19 a 22 H.

- Valor de cada uno: $ 40.000

- Cocina india, 22 de agosto, 19:30 hrs. $ 40.000

- Cocina a fuego lento, 23 de agosto, 19.30 hrs. $ 45.000

Weber

-Taller de punta de ganso, 21 de agosto, 20 a 22 H.

-Taller de cordero, 30 de agosto, 20 a 22 H.

Valor de cada uno: $ 50.000

(Nueva Costanera 3705, teléfono 232243936, Vitacura)

Miele Experience Center

- Los célebres de Bélgica, 6 de diciembre, 19 H.

Valor: $ 46.000

Nueva Costanera 4040, teléfono 229570000, Vitacura

La Panadera

-Taller para elaborar. Lunes 4, 11, y 25 de septiembre más lunes 2 de octubre, de 19 a 22 H.

Valor total: $ 100.000

Condell 1097, teléfono 223456789, Providencia.

- La tradición del rissotto, 24 de agosto, 20.30 H.

Valor: $ 25.000

- Lujo francés, 19 de octubre, 20.30 H.

- Tapas y aperitivos, 24 de octubre, 20.30 Hs. Valor: $ 35.000

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