Uno vive en México, otro en la ciudad estadounidense de Austin y los tres restantes en Santiago. Dos fueron músicos de La Ley hasta julio, otros dos integraron hace mucho el estallido de la agrupación en los 90 y el quinto declara que creció escuchando como adolescente a quienes ahoratiene en frente. Ese es el rompecabezas donde hoy se distribuye uno de los proyectos más particulares del cancionero chileno en las últimas décadas: Día Cero, el conjunto que agrupa a todos los hombres que desde fines de los 80 dieron vida a los capítulos más relevantes de La Ley, pero sin el histórico Beto Cuevas como vocalista.
"Somos el 80% de la historia de La Ley", cifran de modo casi unánime los cinco músicos reunidos en un estudio de Las Condes para precisamente hablar del día cero del naciente quinteto. En el lugar están el bajista Luciano Rojas y el tecladista Rodrigo "Coti" Aboitiz -fundadores de La Ley, pero que abandonaron sus filas a fines de los 90, por diferencias internas y conflictos personales-, y el vocalista Ignacio Redard (32), el fichaje más nuevo de la aventura, crédito sobresaliente del pop electrónico local y la voz del conjunto The Plugin. Por teléfono hablan el baterista Mauricio Clavería, quien hoy reside en Puebla, y el guitarrista Pedro Frugone, radicado en EE.UU.
Ambos fueron compañeros de Cuevas hasta mediados de año, cuando de manera inesperada se oficializó el fin de los autores de El duelo. Al poco tiempo, en septiembre, decidieron telefonear a los camaradas con los que dejaron de trabajar hace casi dos décadas. Clavería sigue: "La idea de hacer algo con Coti y Luciano nos venía dando vueltas hace rato, sobre todo cuando estábamos en la crisis que terminó con La Ley. Siempre lo conversábamos con Pedro, sentíamos que ese círculo no se había cerrado".
Bajo ese propósito, Frugone fue el primero en llamar a los músicos que viven en Chile. "Era tan obvio, porque teníamos algo muy fuerte entre nosotros. Y hay cosas que uno no puede aguantar en la vida: si uno quiere darse un gusto y piensa que alguna vez tuvimos tanta onda para componer, para qué íbamos a dejar que eso se diluyera entre los dedos. Aunque nos hayamos dejado de ver, somos gente que se conoce al revés y al derecho", relata el guitarrista. Para Rojas, la sensibilidad es igual de rotunda: "Aceptamos de inmediato, porque para mí era una forma de cerrar círculos en la vida. Yo tenía esa deuda pendiente".
Fusión de estilos
Reunidos en la capital durante octubre, Día Cero dio forma a tres canciones, entre las que destaca Ecos, carta de presentación que se estrena hoy y que hermana casi todas las almas de sus protagonistas: decorados sintéticos, guitarras en primer plano y esa fortaleza interpretativa que rasguña lo épico. Una apuesta que, cuando llegue la hora de los shows, se mezclará con los himnos mayores de La Ley.
Por eso, la pregunta cae lógica: ¿cómo es, finalmente, reunir a La Ley, pero sin una pieza fundamental como Cuevas? Clavería: "No se puede vivir con fantasmas. Estamos agradecidos de esa etapa, pero ya fue, ya es historia y esto es nuevo. Todos pertenecimos a ese grupo y hay un sonido en común". Frugone: "Somos músicos de alma y oficio, por lo que siempre tenemos la premisa de seguir, aunque existan pérdidas y decepciones". Aboitiz: "A los fans (que puedan criticar) los entiendo. Puede ser que no les guste, pero aquí hay algo claro: esto no es La Ley. Respetamos el pasado, pero también proponemos algo nuevo".
Rojas lo observa con humor: "En relación a los fanáticos, lo que más me aterra son las Betolovers (se ríe)". Finalmente, Redard, quien tiene sobre su espalda la voluminosa carga de llenar tamaña vacante, tampoco se achica: "No le puedes gustar a todo el mundo, uno debe estar preparado para no agradarle a todos. Por otro lado, no puedo vivir en una burbuja y pensar que nadie me va a comparar. Pero también es rico que alguien te encuentre un montón de cosas parecidas y otras distintas".
Mirando el destino inmediato, tanto Clavería como Frugone sepultan cualquier posibilidad de reconciliarse con Cuevas. "Las razones de la separación fueron muchas. Pero en esta vida de La Ley hubo mucho cansancio y agotamiento, no nos pusimos de acuerdo como hubiéramos querido. Eso nos liquidó. Fue muy triste y fue una decisión personal de Beto", revela Clavería. Frugone finaliza: "El dolor me duró una hora, básicamente por la gente que se quedó sin pega. Yo me quedo con lo bueno, pero La Ley hoy debe descansar de manera definitiva…al menos seis pies bajo tierra".