Tomás González Sepúlveda tiene   29 años y en los últimos 25 su vida ha girado en torno a la gimnasia artística. Enrique y Marcela, sus padres, ambos ex gimnastas, fueron quienes lo introdujeron a la disciplina. Hoy es uno de los deportistas más laureados en la historia de Chile, siendo el único gimnasta en representar al país en los Juegos Olímpicos, un logro que espera repetir en Río 2016.

Llegar a Tomás no es sencillo. Su abultada agenda, donde la preparación para los Juegos Panamericanos de Toronto y el Mundial de Glasgow son prioridad, no le dan respiro. "Tomás nunca habla en exclusiva con los medios. En realidad, no sé por qué les concedimos esta entrevista... Será sólo porque Dios es grande", advierte de entrada su madre, también manager y custodio inseparable del atleta. El llamado es a la cautela. "No hablará de Yoel (Gutiérrez, su ex entrenador), ni de la Federación, ni de nada que no sea su presente deportivo", continúa la mujer. Tomás sonríe  amable, dispuesto a conversar. Marcela en frente, observa atenta a cualquier sobresalto.

¿Cuáles son sus objetivos deportivos para este 2015?

Este año es decisivo. Primero están los Juegos Panamericanos, que son un evento muy importante para el país. Luego tengo el Campeonato Mundial de Gimnasia en Glasgow (Escocia), que es el primer torneo preclasificatorio para los Juegos Olímpicos de Río 2016. Ambas serían mis competencias fundamentales para este año. También tengo varias copas de preparación: ahora parto con el Challenge de Alemania, el domingo (ayer) viajo y la competencia es el otro fin de semana. Probaré una rutina nueva de 17 puntos, que es la más difícil que he hecho (en suelo). En salto, repetiré los que realicé en los Juegos y estoy entrenando otro de 16 puntos -uno de los más complicados- que está a punto de salir, pero falta pulirlo un poco. Pretendo que salga todo bien, clasificar a las finales y pelear por una medalla.

¿Y después?

Tengo otro Challenge en Sao Paulo, que será el primer fin de semana de mayo, y al siguiente tengo uno en Bulgaria. Después pretendo tener un concentrado de un mes en junio, previo a los Panamericanos de Toronto. Volveré a Chile a chequearme y continuar con otro concentrado en Madrid, antes del Mundial. Entre medio, participaré en otro Challenge en Croacia. Este año se viene bien movido.

Panamericanos o Glasgow ¿Dónde estará la prioridad?   

Glasgow. Ahí reservaré mi cupo para realizar el olympic test, a través del all arround… Es la vía de clasificación [para los JJ.OO.]  a la que opto, porque es a nivel individual. Pero antes tengo los Juegos Panamericanos, donde  pretendo luchar por la medalla de oro en suelo, ya que el año pasado gané el Campeonato Panamericano (con el que clasifiqué a Toronto) con 15.7, la mejor marca en toda mi carrera. En salto también tengo opciones, estoy enfocado en ambas.

¿Cómo renueva la ilusión un deportista tan laureado como usted?

Es muy difícil porque estoy prácticamente sólo en esta situación en Chile. No hay gimnastas que estén a un mismo nivel, que tengan  las mismas opciones de clasificar a los Juegos, pelear por una final o una eventual medalla. Por lo mismo es que trato de salir a concentrados fuera del país y foguearme en todas estas competencias.

¿Ha llegado un momento en que el Tomás atleta se come al Tomás persona o aún puede separar una cosa de la otra?

Es complejo, pero al final hay que aprovechar al cien por ciento los años que uno tiene de competencia. Después de Londres me enfoqué más en la universidad, bajé un poco la carga en mis entrenamientos, pero ya desde el año pasado retomé y este 2015 estoy con todo. Hay que estar siempre enfocado en las competencias, son muy importantes las horas dentro del gimnasio, pero el tiempo afuera también lo es.

¿En qué momento se encuentra su carrera deportiva?

Me siento en mi mejor momento porque estoy logrando rutinas de mucha dificultad. Estas competencias van a servir para adaptarme a ellas. Es todo distinto, por lo que necesito ver cómo respondo bajo presión, acostumbrarme a ella y ver si es que voy a hacer variaciones o no. El año pasado terminé con una lesión en el hombro,  de mala suerte, no más, y no me fue muy bien en el Mundial. Tuve un final de año muy concentrado en recuperarme de esta tendoentesitis del dorsal ancho. No me operé, pero estoy bien ahora. Hice un buen período base con cámara de hipoxia en la clínica Meds y harta preparación física para comenzar bien este año.

¿Chile tiene Tomás para rato?  

Mi objetivo, a mediano plazo, son los JJ.OO.  Después habrá una reevaluación, plantearé nuevos objetivos y ahí, de a poco, comenzaré a bajar mi rendimiento y también terminaré mi carrera universitaria. Tampoco podría después de Río decir 'hasta aquí llegué' y nunca más competir; sería difícil por lo acostumbrado que estoy a competir. Creo que en 2017 empezaré a bajar la carga de competencias y también a enfocarme en mi futura escuela de gimnasia.

¿Qué cree que significa Tomás González para Chile?

Mi experiencia ha sido súper buena. La gente se siente muy identificada con mi historia porque aquí cuesta mucho enfocarse y desarrollarse de manera profesional en los deportes. Creo que soy la imagen de muchos chilenos que quieren salir adelante y destacar en su disciplina a nivel mundial. Ven un poco de esperanza en mi historia, me lo han dicho mucho y creo que mi ejemplo es replicable para muchas áreas distintas. Me siento muy orgulloso de ser un chileno que ha llegado a la elite mundial de la gimnasia.

¿Se siente un referente?

Para el mundo de la gimnasia obviamente que soy un referente positivo. Lo veo también en los niños que cuando me ven me felicitan, me saludan y quieren sacarse fotos conmigo. Creo que eso es muy importante también: que vean una imagen positiva de un deportista y todo lo que va asociado a ello, como la vida sana, la responsabilidad y constancia.

¿Volverá Chile a tener portadas en los diarios destacando la gimnasia?

Es difícil. El tema del recambio depende mucho de una planificación a nivel federativo. Mi caso ha sido excepcional, gracias al apoyo de mi familia y de cercanos, pero es difícil. Por lo mismo pretendo poner una escuela de gimnasia en el futuro, para ayudar a subir el nivel, que creo es lo más importante en la gimnasia chilena. Países como Brasil y Colombia están sumamente desarrollados en el alto rendimiento y nosotros nos estamos quedando atrás.

¿No aprendió nada Chile con su historia?

Se pudo aprovechar mucho el período en que me empecé a hacer conocido, en que comencé a salir en los medios, el peak que alcancé con mi participación en Londres… Pero nunca es tarde y por lo mismo pretendo ayudar con mi escuela y así aportar al recambio.

En verdad que en Chile hay talento. Creo que el biotipo de los chilenos es buenísimo para la gimnasia, pero los resultados vienen con trabajo, no hay otra fórmula para profesionalizarse en este deporte.

[Marcela gesticula, indicando que la entrevista ha terminado.

¿Una más? -solicitamos-. Tomás accede. ]

En el ámbito más personal ¿Tener que equilibrar la relación profesional y familiar con su madre ha resultado?

Somos seres humanos y de repente podemos tener distintas opiniones, pero ella es mi mano derecha y es la persona en quien yo más confío, sobre todo si se hace cargo del tema mediático y publicitario, donde me ayuda muchísimo. Tuve otras experiencias que no me gustaron. No creo que sea tan raro, Fernando González también lo hizo con su padre. Es común porque obviamente la familia es el principal apoyo que tienen los deportistas de alto rendimiento.

Hace un par de semanas La Tercera publicó una entrevista en que la rider Florencia Espiñeira reconoció abiertamente su homosexualidad, la primera deportista de Chile que se anima a salir del closet. 

¿Qué opinón le merece que un deportista de alto rendimiento reconozca abiertamente su orientación sexual?

Un deportista es un deportista y lo que haga en su vida privada me da lo mismo.

"Estamos listos", dice Doña Marcela. La entrevista tiene que terminar. Tomás González ha cumplido. No habitúa a sentarse frente a los periodistas, pero con La Tercera ha hecho una excepción. El mejor gimnasta chileno de todos los tiempos tiene trabajo. Río 2016 no admite muchos descansos en el camino.