Tomás González llegó a los Juegos Olímpicos de Londres 2012 con el cartel de ser el primer gimnasta chileno en llegar a la cita de los anillos, un logro que se vio reforzado con su actuación en suelo y salto en Londres 2012, pero que no estuvo excento de dificultades por todos los conflictos que enfrentó.
Desde su creación en 1954, la Federación Gimnástica de Chile había carecido de grande representantes. De hecho, recién en 1997 aparece el primer nombre importante con María José Rosselot, la primera representante chilena en asistir a un Campeonato Mundial de la especialidad, en Lausanne 1997. De Juegos Olímpicos, ni hablar.
Nueve años después, en La Serena, un joven Tomás González de 19 años podría a la gimnasia chilena en un podio Mundial, luego de ganar la medalla de bronce en la Copa de la especialidad realizada en la Cuarta Región. Era el primer aviso oficial de lo que vendría después, un camino lleno de éxitos pero también de polémicas.
El factor Lazo
El 2008, en la previa de los Juegos Olímpicos de Beijing, Tomás González supo que no podría clasificar a la máxima cita de los anillos. Sin embargo, el chileno acusó ese año una negligencia de la Federación local, ya que podría haber optado a un wild card. De hecho, González en ese momento decía: "Si mis dirigentes hubiesen querido que fuera a los Juegos, habría estado".
Además del problema con los implementos de la Federación, rematados por una antigua deuda de 20 millones de pesos, ese mismo año González denunció posibles irregularidades al momento de inscribirlo en competencias internacionales, situación que decantó en la expulsión de la antigua directiva, luego de denuncias de ex directivos por corrupción, a cargo de Alfonso Castro, padre de Simona, la misma que estuvo hace pocos días compitiendo en Londres 2012.
Pero habría más. Un año después, Tomás González sufrió un nuevo problema con la Federación, luego de que "por olvido" no fuera inscrito en la Copa del Mundo en Stuttgart. El presidente del Comité Olímpico de Chile, Neven Ilic, fue el que realizó las gestiones para revertir la situación, a lo que González respondió con una medalla de plata en salto en dicha Copa.
Tras todos estos problemas, González emprende un camino desligado de la Federación y, gracias a la ayuda del millonario Leonardo Farkas, comienza un entrenamiento personal, a cargo del cubano Yoel Gutiérrez, con el cual ha logrado los mejores resultados de su carrera y de la historia chilena.