El ex premier británico, Tony Blair manifestó que durante su década como gobernante decidió cortejar a los medios de comunicación británicos antes que arriesgarse a la ira de su poderosos magnates.

Blair, el primer ministro más poderoso desde Margaret Thatcher en la década de 1980, dijo que incluso él no estaba dispuesto a arriesgarse a ofender a los principales grupos mediáticos.

"Si eres un líder político y tienes grupos de comunicación muy poderosos y dejas de caerles en gracia a uno de ellos, las consecuencias de eso son que (...) estás efectivamente bloqueado para difundir tu mensaje", dijo Blair en una investigación bajo juramento en el Real Tribunal de Justicia de Londres.

"Estoy abierto al hecho de que lo decidí francamente como líder político, y fue una decisión estratégica, que había que gestionar y no enfrentar. Y podemos discutir si fue correcta o no a posteriori, pero fue la decisión que tomé", agregó.

La relación de Blair con la prensa, y con Rupert Murdoch en particular, está siendo analizada con detalle en la investigación que se ha ampliado para examinar los estrechos lazos entre los políticos, la prensa y la policía después del escándalo de escuchas telefónicas del News of The World.

El ex primer ministro dijo que la relación cercana entre los políticos y los medios fue inevitable pero se convirtió en poco saludable cuando los grupos intentaron usar los periódicos como instrumentos de poder político.

La investigación se ha centrado por ahora en la conducta de los medios y la estrecha relación entre el imperio de Murdoch y los actuales ministros, ayudando al líder del opositor Partido Laborista, Ed Miliband, a consolidar su posición con ataques al primer ministro británico, David Cameron.

Sin embargo, el interrogatorio a Blair, conocido por intentar controlar la agenda de los medios y lograr la cobertura más fácil a sus intereses, podría socavar el intento de Miliband de mostrar a los laboristas bajo su mandato como un partido por encima del cortejo a los jefes de los medios de comunicación.

LABORISTAS Y MURDOCH
Aunque Blair ya no tiene un papel activo en la política británica, la investigación puede todavía resultar incómoda ya que examina temas como su decisión de convertirse en padrino de la hija de Murdoch, Grace, en una ceremonia a orillas del río Jordán, después de abandonar el cargo.

Murdoch dijo en la investigación el mes pasado que nunca le había pedido nada a ningún primer ministro.

Blair marcó el tono de su relación con la prensa británica cuando dos años antes de su primera victoria electoral en 1997, voló a Australia para intervenir antes de una reunión de los ejecutivos de Murdoch que habían usado previamente los tabloides del país para difamar a sus predecesores en el Partido Laborista.

La decisión enfureció a buena parte de su partido de centroizquierda, que veía al magnate australiano como un derechista que había ayudado a mantenerlos fuera del poder durante años.

El discurso de Blair a los ejecutivos de Murdoch recibió una gran ovación y el magnate indicó por primera vez que podría estar dispuesto a cambiar el apoyo de sus periódicos hacia los laboristas.

"Si nuestro flirteo con Tony se consuma alguna vez sospecho que acabaremos haciendo el amor como los erizos, con mucho, mucho cuidado", le dijo. Con el respaldo del periódico más vendido de Murdoch, el Sun, Blair alcanzó el poder en 1997 y lo revalidó en el 2001 y el 2005.