Toronto es la ciudad más grande de Canadá. En ella viven 2,6 millones de personas en medio de un ambiente de prosperidad, con amplia diversidad cultural, aunque el desempleo es alto: 8%. Sin embargo, la tranquilidad de Toronto -de donde han surgido bandas como Rush, compositores como Neil Young y figuras pop como Justin Bieber- se ha visto alterada producto de la figura de su alcalde, Rob Ford, quien protagoniza un escándalo poco común para la política canadiense.
La pesadilla para este edil, que ganó la alcaldía en 2010 con una agenda de corte populista, comenzó en mayo. Ese mes, The Toronto Star publicó un artículo en el que sostenía que un narco intentó vender al periódico un video en el que Ford aparecía fumando crack. Durante meses, el alcalde conservador negó la existencia de las imágenes, hasta que hace algunas semanas la policía informó que poseía el video. Entonces, a Ford no le quedó otra que admitir que había consumido crack. Pero aclaró que lo hizo mientras estaba "totalmente borracho". Desde ese momento, todo fue cuesta arriba para Ford, conocido por su estilo directo y sin pelos en la lengua. Aparte del incidente del consumo de crack, después apareció otro video que mostraba al alcalde amenazando con matar a alguien. "¡Necesito 10 minutos para asegurarme de que esté muerto! ¡Cinco minutos! Voy a matar a este (...) tipo", se escuchó.
Ford debió comparecer ante la prensa y con un estilo combativo admitió el consumo de estupefacientes. Eso sí, dijo que no era ni un drogadicto ni un alcohólico. Estas palabras generaron una risotada de los concejales y del público presente.
En su defensa, Ford planteó que todo el mundo comete errores y prometió dejar atrás su pasado. Acto seguido, planteó una moción para solicitar pruebas de consumo de drogas para todos los concejales. Pero la idea no prosperó. Lo que sí tuvo éxito fue una moción para que Ford abandone temporalmente su cargo.
Pero lo peor vino después. La cruz para Ford apareció el miércoles, cuando se conocieron las declaraciones realizadas a la policía por su ex jefe de gabinete y otros ex colaboradores.
Estas personas contaron que Ford consumía vodka mientras manejaba, que solía frecuentar prostitutas y que en ocasiones consumía cocaína en bares locales. Durante una noche, según estos testimonios, el alcalde le habría dicho obscenidades a una funcionaria de su propio gabinete y a una persona encargada de su seguridad.
Al día siguiente, Ford contraatacó: "Las revelaciones sobre la cocaína, las damas de compañía y la prostitución son sólo mentiras". Y sin esconder su furia, agregó: "Soy un hombre felizmente casado y debo llevar adelante acciones (legales). Calificaron a una amiga como una prostituta".
Según la agencia EFE, la caótica comparecencia de Ford terminó "con el servicio de seguridad del alcalde agrediendo a varios periodistas". De acuerdo con France Presse, tras haber votado el miércoles por amplia mayoría una resolución no vinculante que le pidió a Ford que se retire, "los miembros del concejo municipal simbólicamente le dieron la espalda el jueves mientras hablaba". Ayer, el concejo decidió despojar al alcalde de algunas de sus facultades y transferir atribuciones al número dos en el municipio. Para la próxima semana se espera una nueva conferencia del alcalde, el hombre más polémico de este momento en Canadá.