Corría el 19 de noviembre de 1995 y un grupo esperaba ansioso la respuesta que su trabajo podía generar entre los asistentes a una sala de cine en Hollywood. En este lugar, el director y guionista John Lasseter y compañía ponían a prueba su último y más ambicioso proyecto: Toy story, un filme que les permitiría pasar de la publicidad y los cortos a las ligas mayores de la animación, además de concretar su alianza comercial con los Estudios Disney.
Ante la positiva reacción del público, el primer paso de la historia de los largometrajes en animación digital estaba dado y Pixar había demostrado que la tecnología no impedía dar vida a personajes entrañables, como el vaquero Woody y el astronauta Buzz Lightyear, en una historia que llegaba tanto a niños como adultos.
Pero su éxito no se limitaba a la técnica, sino que también se convirtió en símbolo de beneficios financieros. Los cuatro años de trabajo para 27 de los animadores de Pixar tuvieron un costo total de US$ 30 millones -bastante menos que los US$ 45 millones que Disney gastó en El rey león-, que con el paso del tiempo y la mezcla de taquilla y venta de productos se transformó en más de US$ 190 millones en ganancias. A esto, además, se sumó un Oscar a Lasseter por su contribución a la industria fílmica y la posibilidad de que otros estudios comenzaran a probar suerte en el campo digital.
Quince años después, y tras la secuela de 1999, una página se suma a la historia de Pixar y la animación con el estreno de Toy story 3. La cinta se estrena en Chile el próximo jueves 17 en 120 salas, lo que marca un récord, tomando en cuenta que a fines de 2009 Avatar debutó con 97 copias. Y otro dato es que este año, Alicia en el país de las maravillas, otro gran estreno para las distribuidoras, llegó a 95 salas.
Ahora, la película con que Lee Unkrich debuta en la dirección muestra a un Andy ya adolescente y a punto de abandonar el hogar para ir a la universidad. Debido a un error, la bolsa en que puso sus juguetes termina en la basura, pero el ingenio de Woody, Buzz y compañía les permite salir y llegar a un jardín de niños. Aquí conocerán una realidad que está más allá de los inocentes juegos infantiles.
Las primeras críticas a la película aparecidas en EE.UU. apuntan tanto a su nivel tecnológico como al reencuentro con la calidez de sus personajes. A juicio del comentarista de The Hollywood Reporter, Michael Rechtshaffen, "no hay nada barato ni ostentoso con el 3D aquí, que fue incorporado para aumentar y enriquecer su vibrante animación". Por su parte, Peter Debruge, de la revista Variety, remarca que, aunque Toy story 3 tiene mucho humor, sus mejores momentos están por el lado más serio de la trama: "La película es mejor cuando se pone seria, en especial los minutos en que se refuerzan los sentimientos ya desplegados 15 años atrás".