Su bitácora registra haber servido como barco mercante para la Sudamericana de Vapores en el siglo XIX; como transporte de tropas y armamento para el Ejército durante la Guerra del Pacífico, y como transporte de carga en el inicio del siglo XX, calidad en la que protagonizó la peor tragedia naval del país.
El 22 de octubre de 1922, el vapor Itata zozobró a la altura de Cruz Grande, en Punta de Choros, frente a las costas de la Cuarta Región. De sus 400 pasajeros y tripulantes, 374 murieron, hasta hoy, el peor accidente marítimo ocurrido en Chile.
El miércoles, una expedición científica encabezada por la U. Católica del Norte (UCN), con la colaboración de Oceana, la Armada, el Consejo Nacional de la Cultura, la Municipalidad de La Higuera y las empresas Sacyr y TPC, logró dar con el lugar exacto del naufragio.
"Fuimos al punto donde creíamos que estaba el barco", relata Carlos Cortés, biólogo marino y documentalista, y uno de los líderes de la expedición, que dio con el preciado pecio, sitio que ya había sido calculado con cierta precisión en exploraciones anteriores, gracias al uso de ecosondas multihaz (que detectan anomalías en el fondo del mar).
El barco se encontraba a 100 metros de profundidad, imposible para alcanzar buceando. Por ello, la expedición utilizó un ROV (Remote Operated Vehicle o ve- hículo operado a distancia, en español) de la ONG Oceana, operado por Matthias Gorny, investigador de este organismo.
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El ROV de Oceana usado en la expedición.[/caption]
Aunque la expedición contemplaba dos días en el sitio, el mal tiempo y las marejadas sólo permitieron realizar una inmersión del pequeño submarino, sin embargo, lo suficiente para encontrar restos inequívocos de la presencia del barco. "Encontramos restos óseos (costillas, un fémur), aunque no sabemos a qué corresponden con exactitud, además de algunas telas, que pudieran ser ropa, todo concentrado en un área muy pequeña", dice el explorador.
Eso, agrega Cortés, sumado a una anomalía magnética registrada por el ROV, dan cuenta de que se trata del Itata.
Por ahora, lo que viene es desarrollar un informe arqueológico de lo encontrado, para determinar con precisión de qué tipo de restos se trata.
Nueva expedición
Los investigadores están organizando ahora la sexta expedición al lugar, aunque, como dice Cortés, con una gran ventaja respecto de las cinco exploraciones anteriores: ahora saben con precisión cuál es el lugar exacto donde está el barco, "que en la inmensidad del océano es una gran ventaja".
El proyecto que encabeza Cortés junto a Ricardo Bordones, coinvestigador y sociólogo de la UCN, contempla otras expediciones con el nuevo ROV que tendrá la universidad, el que llegará en abril del próximo año, y que tendrá un brazo robótico (manipulador), el que les permitirá poder rescatar algunas de las piezas que están en el fondo del mar, previa autorización del Consejo Nacional de Monumentos.
Una vez lograda la autorización, "la idea es hacer un museo de sitio en un lugar por determinar, en la comuna de La Higuera, que podría estar en Punta Choros, aunque aún no lo definimos", señala el investigador.
Todo el material generado en esta última expedición permitirá terminar el documental que Cortés y Bordones están elaborando, el que retratará los 10 años que ha demorado la búsqueda del barco.
A ello se sumará una película sobre la historia del hundimiento, cinta que en estos momentos se encuentra en etapa de preproducción.