El festival de San Sebastián llega a su recta final, y lo hace con la cinta argentina "Cerro Bayo", el segundo largometraje de Victoria Galardi que se presenta apenas unas horas después de haber recibido el premio Otra Mirada de TVE.
Tras "Amorosa soledad", que codirigió con Martín Carranza y se alzó con el premio del Público en la edición de 2008 de este certamen, Galardi se desplaza a un pequeño pueblo de la Patagonia, a las faldas del cerro Bayo, cuando está a punto de comenzar la temporada de esquí.
De pronto, la apacible vida cotidiana de una familia cualquiera se verá truncada por el intento de suicidio de la abuela. Y mientras ésta se encuentra sumida en un profundo coma, sin apenas posibilidades de sobrevivir, sus hijas, yernos y nietos comenzarán a sacar lo mejor y lo peor de cada uno, en un reguero de envidias, medias verdades, egoísmo y entrega incondicional.
"Para buscar conflictos, nada mejor que sentarse a una mesa familiar", dijo Galardi durante la presentación del filme, una película sencilla y con diálogos frescos que fue recibida con un caluroso aplauso por la crítica. "En la familia surgen siempre los conflictos de mayor interés", añadió.
Para protagonizar esta sencilla tragicomedia donde las mujeres llevan el peso de la narración, Galardi contó con la actriz mexicana Adriana Barraza ("Amores perros", "Babel") y la argentina Verónica Llinas ("Todas las azafatas van al cielo"), que acompañó a la cineasta en el certamen.
La cinta está filmada entre los lagos y montañas de la provincia de Neuquén, de donde es oriunda la directora, pero Galardi tenía muy claro que no quería "caer en el paisajismo". Lo que más le interesaba de este remoto pueblo patagónico era enmarcar a los personajes en un entorno donde el anonimato no existe y todos saben o dicen saberlo todo de sus vecinos.
Galardi, que también opta al premio Kutxa-Nuevos directores, señaló que "Cerro Bayo" es una película "muy chiquita" y que sería feliz si les fuera "la mitad de bien" que a "El secreto de sus ojos", de su compatriota Juan José Campanella, que el año pasado también compitió por la Concha de Oro.
Según declaró, el éxito en taquilla del último trabajo de Campanella es algo anómalo dentro del cine argentino, donde muchos compañeros hacen "películas buenísimas que apenas están una semana en los cines".
Aunque de momento, Galardi ya se lleva un galardón a casa: en la noche del jueves se le concedió el premio Otra Mirada de TVE al cine que se fija en el universo femenino, al que en esta cuarta edición optaban 11 películas.
El jurado destacó la capacidad de Galardi de "narrar una historia universal con la misma sencillez con la que transcurren las vidas de las protagonistas femeninas, tan próximas a las de los espectadores". Todo ello concentrado "en el pequeño universo de una familia la multiplicidad de sentimientos y aspiraciones de tres generaciones de mujeres".