Un mes antes del comienzo del Mundial, el pasado 12 de junio, una nueva ola de protestas se apoderó de Brasil, reavivando los temores sobre el éxito del torneo. Pero el sociólogo y autor de un libro sobre las manifestaciones de junio de 2013, Rudá Ricci, anticipó que la efervescencia social disminuiría una vez que la pelota comenzara a rodar. "Después de todo, este es un 'país de chuteadores'", dijo entonces a La Tercera.

Una encuesta publicada ayer por el diario Folha de Sao Paulo y realizada después de la tensa definición por penales entre Brasil y Chile, parece ratificar empíricamente este "cambio de humor" de los brasileños. A tres semanas de su inicio, la Copa del Mundo habría influido positivamente en la evaluación del gobierno, en las expectativas económicas y hasta en la elección presidencial de octubre próximo, con la Presidenta Dilma Rousseff como la mayor beneficiada.

Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT), que había  perdido tres puntos en la intención de voto en junio, ganó ahora cuatro puntos  para alcanzar un 38% de apoyo en julio, según el sondeo de Datafolha. El principal rival de la mandataria, el senador socialdemócrata Aécio Neves, pasó de 19% a 20%, lo mismo que el socialista Eduardo Campos, quien subió de 7% a 9%. La aprobación del gobierno también aumentó durante este período, al crecer dos puntos porcentuales (de 33% a 35%).

La curva de recuperación de Rousseff, que desde enero había mostrado una tendencia a la baja, se revirtió en paralelo con los índices ascendentes de apoyo a la Copa del Mundo. La aprobación del evento subió del 51% al 63%, entre junio y julio, mientras el 76% de los encuestados declaró sentirse "orgulloso" de que su país haya organizado el torneo.

Y hasta hay un mayor optimismo en la percepción económica: un 30% estimó  que el crecimiento mejorará (contra el 26% en junio), y son superiores también las  expectativas sobre inflación y empleo (ver infografía).

"Datafolha nos aportó una demostración científica de que la Copa fue un éxito, que la mayor parte de la prensa y de la oposición erraron al predecir que el torneo sería un fracaso que perjudicaría al gobierno", señaló ayer el analista Kennedy Alencar, del canal SBT. Fuentes del oficialista PT recibieron con optimismo el resultado de la consulta de Datafolha, señaló Alencar. "El gobierno piensa llevar esta encuesta a la campaña electoral que comienza de hecho después del Mundial y gente dentro del PT analiza acusar a la oposición y parte de la prensa de haber querido sabotear  la Copa con fines electoralistas", indicó.

"El simple hecho de que no hubo el caos anunciado mejora todo: el humor de la gente y las intenciones de voto en los nombres en carrera", comentó a La Tercera Clóvis Rossi, columnista de Folha de Sao Paulo. Similar opinión tiene Ricardo Ribeiro,  analista de MCM Consultores, quien en declaraciones a France Presse dijo que "la encuesta indica una mejora para la presidenta y también de la percepción con la economía, cuando no ha habido ninguna mejora real en esa área: el brasileño está más optimista, la Copa mejoró el humor".

Pero esos  humores todavía pueden tener altibajos: hoy, la selección  brasileña, en la que el país ha depositado su expectativa, se juega todo en los cuartos de final contra Colombia. "Si pierden, se enfriará el ánimo del brasileño, pero Brasil ya ha llegado suficientemente lejos en el Mundial como para no dejar totalmente decepcionados  a los brasileños", estimó Ribeiro.

Los expertos también coinciden en que tras el fin de la Copa, los brasileños volverán a la normalidad en este país que arrastra su cuarto año de moderado crecimiento y elevada inflación. "La Copa mantuvo a Rousseff como candidata competitiva, con ligero  favoritismo, pero su efecto no se sustentará cuando se inicie la campaña", estimó Rafael Cortez, de la consultora Tendencias.

"La Copa es una gran distracción para buena parte del electorado, alivia  los descontentos del día a día y casi monopoliza la atención. Pero ¿por cuánto  tiempo?", cuestionó el analista de encuestas José Roberto de Toledo, en su blog del diario O Estado de Sao Paulo. Por su parte, Rossi comentó que "gane o no Brasil, el clima pos-Copa dependerá de la evolución de la renta y del empleo, no de las evoluciones de Neymar en la cancha".

El ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, padrino  político de Rousseff y quien luchó para que Brasil fuera anfitrión del  torneo, aseguró ayer que "esta Copa va a servir de lección para los pesimistas".  Si bien dijo creer que "Dilma es la candidata más fuerte" y que seguirá subiendo en las encuestas, descartó que el resultado del Mundial influya en las elecciones presidenciales de octubre próximo.