Hasta ahora es considerado el asentamiento humano más antiguo de América. La prueba de que hace 14.500 años había hombres viviendo en lo que hoy es Monte Verde, a 35 km de Puerto Montt, revolucionó la teoría del poblamiento americano. Sin embargo, sólo el año pasado, la cultura monteverdina -cuyos restos fueron descubiertos en 1976- comenzó a aparecer en los textos escolares chilenos.
A pesar de ser el descubrimiento arqueológico más importante de Chile, los más de 600 objetos recuperados en 10 años de excavaciones -realizadas entre 1977 y 1987- permanecen almacenados en la bóveda de un museo de la U. Austral (Uach). No tiene museo propio, pese a que los investigadores lo han pedido por más de 20 años.
Por eso, la llegada del arqueólogo estadounidense Tom Dillehay, de la U. de Vanderbilt y líder histórico de las excavaciones que dieron origen al hallazgo, reaviva la esperanza de conseguirlo.
El investigador volvió al sitio este lunes, junto a un grupo de ayudantes y acompañado de un equipo de National Geographic, para reanudar las excavaciones tras 26 años, en una campaña que se extenderá hasta el 22 de diciembre y que podrían seguir, de ser necesario, dice Dillehay.
Según el arqueólogo, buscan delimitar el sitio por una solicitud del Consejo de Monumentos Nacionales, que lo tiene en lista tentativa para postularlo a Patrimonio de la Humanidad. "Es difícil definir el límite cultural si no hay excavación. Nunca vamos a saberlo en realidad, pero podemos estimarlo, esa es la meta".
Buscan también nuevas pruebas del sitio Monte Verde I, más profundo y de 33 mil años. Hasta ahora cuentan con 26 piezas, pero sólo cinco fechas que señalan que tienen más de 30 mil años. "Queremos más. Estamos viendo más terreno para verlo mejor, y viene un equipo de gente fuera de Chile para fechar el sitio con nuevos métodos, que no existían en los 80".
POLEMICO MUSEO
La falta de un museo que albergue el hallazgo impacta a los expertos. "Un museo de esta envergadura no es sólo para Puerto Montt o la región; es para el mundo, porque tiene piezas únicas a nivel mundial", dice Mario Pino, geólogo de la U. Austral y quien ha sido parte de las excavaciones desde el comienzo. Entre ellos hay una cuerda con nudos, una pisada que parece ser de un adolescente, la papa más antigua, las boleadoras más antiguas y otra decena de objetos únicos, guardados en las bodegas de la Dirección Museológica de la Uach, y que no están en exhibición, según una fuente de la repartición, "porque no existen medidas de conservación significativas" que permitan hacerlo.
"No puede ser un museo cualquiera. Debe ser especial, el diseño, la climatización", indica Pino.
El proyecto ya existe y tiene una promesa de financiamiento estatal, comprometida por la Subsecretaría de Desarrollo Regional, pero que está estancado por un problema municipal. "El museo debería estar en el borde costero, pero la municipalidad perdió la concesión. Crearon una oficina de patrimonio, pero el proyecto ni siquiera ha sido presentado internamente", dice Eduardo Alvar, secretario ejecutivo de la Fundación Monte Verde. ¿Por qué no cambiar el lugar? Porque las bases indican que debe instalarse en un lugar donde se aseguren ganancias.
Para Dillehay, muchas de las autoridades que tienen el control son demasiado regionalistas. "Se habló de esto hace casi 15 años y no han hecho nada", dice. "Para hacer un museo chinchorro en Arica se tomó rápido la decisión a nivel regional, porque las autoridades estatales se dieron cuenta de la importancia del sitio. Se tomó la decisión y punto. Pero para eso deben pensar más allá de su región".
Desde la Municipalidad de Puerto Montt sostienen que el problema del sitio para el museo está a punto de solucionarse, que llevan 10 meses en conversaciones con la Subsecretaría para las Fuerzas Armadas -que tiene la concesión del lugar- y que en los próximos meses habrían novedades favorables.