Tras el triunfo de Mitt Romney en Puerto Rico, aumentan las voces "en público y privado" a favor de que sus oponentes admitan la derrota en la contienda por la candidatura presidencial republicana, incluso antes de la próxima gran escala del proceso, mañana, en Illinois.
Romney amplió ayer su ventaja en número de delegados en Puerto Rico, donde derrotó a su contrincante Rick Santorum y ganó todos los 20 delegados de la isla caribeña. Romney acumula más delegados que sus contendientes juntos y se perfila a alzarse con el triunfo en Illinois, aún si pierde la votación popular, gracias a los errores de la campaña de Santorum debido a un presupuesto reducido.
La esposa de Romney, Ann, declaró anoche en un suburbio de Illinois que ha llegado el momento de que los rivales de su esposo se alejen de la contienda.
"Necesitamos enviar el mensaje de que llegó la hora de la unidad", dijo Ann, con Mitt a su lado. "Llegó el momento de respaldar a un sólo candidato y hacer lo necesario para que podamos avanzar al próximo desafío, que nos pondrá cerca de derrotar a Barack Obama", apuntó.
Tras dejar de lado el escepticismo del estamento derechista del partido, los colaboradores de Romney han puesto de relieve la abrumadora ventaja aritmética que han conseguido en la contienda interna con 1.144 delegados, la cifra necesaria para lograr la candidatura presidencial del Partido Republicano para enfrentar al presidente Barack Obama en las elecciones de noviembre.
Santorum aseguró que estaba en la campaña a largo plazo, debido a que Romney es un favorito débil.
"Este es un proceso primario en el que alguien tenía una enorme ventaja, la ventaja de enorme cantidades de dinero, la ventaja del apoyo del establecimiento, y no ha sido capaz de cerrar el acuerdo, ni siquiera de acercarse a cerrar el trato", dijo Santorum. "Eso te dice que hay una falla real allí".
Sin embargo, Santorum esquivó la pregunta cuando le interrogaron si iba a luchar contra Romney en la propia convención si antes de agosto no había logrado impedir que el ex gobernador de Massachusetts consiga el número necesario de delegados.
Romney, por su parte, expresó su confianza en que prevalecería."No puedo decir exactamente cómo va a funcionar el proceso", dijo Romney. "Pero apuesto a que voy a ser el candidato".
Ambos hicieron campaña en Puerto Rico la semana pasada, pero Romney acortó su viaje para poder dirigirse a Illinois y Santorum pasó el domingo en Louisiana. Illinois, un estado del centro-norte estadounidense más moderado, es visto como el territorio más amigable para el ex gobernador de Massachusetts, mientras que Santorum es el favorito en el sureño y más conservador estado de Louisiana, que vota el sábado.
Tras la victoria en Puerto Rico, Romney acumula 521 delegados y Santorum 253, de acuerdo con el conteo de The Associated Press. El ex presidente de la Cámara de Representantes Newt Gingrich suma 136 delegados y el representante por Texas Ron Paul tiene 50.
A este paso, Romney se encamina a asegurar la nominación en junio a menos que Santorum o Gingrich sean capaces de ganar con autoridad en las próximas primarias.
Ambos han dicho que se mantendrán en campaña y quizás fuercen una disputa por la nominación durante la Convención Republicana en Tampa si Romney no amasa suficientes delegados para llegar con el mandato asegurado. Eso convertiría la convención en una pelea intrapartidista por primera ocasión desde 1976.
A pesar de que Santorum declinó comprometerse a forzar una convención dividida, sus asesores trabajaban tras bambalinas en un plan para persuadir a los delegados a cambiar de candidato si el ex senador por Pensilvania no conseguía descarrilar a Romney antes de la convención.
Los aliados de Romney consideraron ese como un escenario fantasioso, aunque intentaban prevenir una fuga de delegados.